El Pazo da Raposeira, en Sárdoma, es una espléndida casa señorial que fue construida entre los siglos XVII y XVIII. Ubicado al lado del Alcampo de la Avenida de Madrid se trata de un espacio histórico desconocido para muchos vigueses y viguesas.
Pero a partir de este jueves, 19 de diciembre, todo ciudadano que quiera ya podrá conocer sus interiores, sus jardines y la remozada obra de rehabilitación que ha llevado a cabo el Concello de Vigo en estos últimos años con un presupuesto final que superó los 1,8 millones de euros (de los que 1,5 fueron de fondos europeos).
Y es que, finalmente, esta tarde tendrá lugar la inauguración oficial del nuevo Pazo de Vigo aunque, en un primer momento, se barajaba la fecha del 21 de noviembre pasado y a pesar de que el alcalde de Vigo, Abel Caballero, ya ha hecho varias visitas al histórico inmueble una vez acabados los trabajos. La última, sin ir más lejos, este mismo miércoles en la celebración del pincho navideño con los medios de comunicación de la ciudad.
Con todo, el regidor se congratuló de la apertura a la ciudadanía de Raposeira apuntando, además, que sus exteriores y, más concretamente, una zona de los jardines, podría albergar conciertos, convirtiéndose así en una especie de ‘hermano menor’ del Pazo de Castrelos.
«Hay una zona que se presta muy bien para conciertos, no para mucha gente pero sí conciertos al aire libre, teatro, diferentes celebraciones«, avanzó en un audio remitido a los medios de comunicación.
Así, destacó que se tratará de zonas de las que hará uso el Concello pero que también estarán abiertas a la Asociación de Vecinos de Sárdoma así como a «cualquier colectivo de la ciudad que lo desee» y que, además, «lo tiene gratuitamente a su disposición», especificó.
«A disposición de la ciudadanía»
El plan de necesidades de la obra llevada a cabo ya marcaba que el espacio rehabilitado se destinaría a un uso socio cultural, con el objetivo de realizar diversas actividades complementarias para convertirlo «en un foco de referencia de toda la zona».
Y así lo confirmó Caballero. Según detalló, se pondrá «a disposición de la ciudadanía» dejando a un lado «para siempre aquellos tiempos en los que los edificios no se abrían a la gente», subrayó.
Especificó así que en la primera planta existen un total de cuatro salas que se destinarán a la Asociación de Vecinos de Sárdoma así como otras tres sala más con «zona de estudios, biblioteca, informática… para uso ciudadano», concretó, así como el espacio de la capilla «para recibir a la gente».
Mientras, en la segunda planta, se dispondrá de una zona municipal para uso del Concello y de los trabajadores del servicio de Orientación Laboral y Empleo «para atender a la gente de la ciudad», apuntó el alcalde.
A mayores, otras salas y espacios exteriores -como el jardín francés y el jardín inglés- en las que tanto el Ayuntamiento como los «grupos de personas, colectivos o asociaciones» que lo deseen puedan celebrar reuniones, charlas o los eventos que necesiten y, siempre, matizó, de forma gratuita.
Y será también el caso de otra sala que se ubica en la torre del Pazo, que Caballero tildó de «lugar muy especial» donde ya informó que se realizarán algunas junta de gobierno local pero avanzando que, dicho salón «con una gran mesa», también podrá ser utilizada por colectivos de la ciudad.
«Recuperamos un gran Pazo histórico de Galicia, el Pazo da Raposeira, y lo ponemos a disposición de la ciudad», destacó, poniendo así en valor la obra de recuperación del histórico edificio, que cuenta con un importante valor patrimonial y que, como señaló, «recibimos en un estado lamentable, prácticamente en ruinas».
Y es que la casa señorial fue construida en diferentes etapas, la inicial en el año 1.625 cuando se levantó el ala norte y la entrada del edificio. En 1.712, se completó la edificación principal con la torre, la capilla y el patio de armas por Antonio López, regidor perpetuo de Vigo, que junto a Isabel Araujo fundaría el vínculo de A Raposeira.
Desde ese momento, la propiedad fue transmitiéndose de generación en generación llevándose a cabo sucesivos entronques con notables linajes. Y así hasta la última propietaria descendiente directo de la familia fundadora, que lo cedió al Concello.