El pasado 7 de abril se formalizaba la modificación del contrato para la reparación del firme de la autovía A-55 –y la VG-20–, incrementando en 2,1 millones más la cuantía inicial de 2,5 para mejorar el asfaltado de estas vías. En total, 4,6 millones de euros de una obra adjudicada a la porriñesa Construcciones Fechi que pondrá el enésimo parche al maltrecho estado de una de las vías más concurridas de Galicia y de las más peligrosas del país. Y, ahora, el riesgo ya no está solo en tierra ya que el temporal del pasado sábado ha confirmado que la situación es mucho más grave y afecta también al talud que la ampara. Y para resolver este tema no hay, por ahora, soluciones a la vista.
El pasado sábado, a consecuencia de las lluvias, una gran cantidad de barro, tierra y agua invadieron el carril en sentido a O Porriño, interrumpiendo el tráfico durante horas y alarmando al vecindario de las casas emplazadas sobre la autovía. Este lunes, durante una visita a los afectados, la alcaldesa de Mos, Nidia Arévalo, sumaba a la eterna exigencia del arreglo de la autovía, una reclamación para reponer las tierras desplazadas y la elevación del muro.
Mientras tanto, el nuevo contrato para la reparación del firme de la A-55 –y de la VG-20– forma parte de un lote (el 6) de una licitación que supera los 12,5 millones de euros para actuaciones en las carreteras estatales de las provincias de Ourense y de Pontevedra y en el que también están incluidas las obras de mejora del asfaltado de la A-52 entre O Porriño y Ourense.
La responsable del mismo es la Secretaría de Estado de Planificación e Infraestructuras, a través de la Demarcación de Carreteras del Estado de Galicia, y dependiente del Ministerio de Transportes.
En esta ocasión, el contrato abarca la reposición del asfaltado en ambos sentidos desde el kilómetro cero de la autovía –en Praza de España– hasta el kilómetro 32, cuando concluye en el municipio de Tui. Se licitó a través de la vía de urgencia, en primavera, y se adjudicó en junio de 2024 con un plazo de ejecución inicial de cuatro meses que acaba de ser elevado a diez tras modificarse las condiciones del mismo y casi duplicarse la cuantía.
No es la primera vez que la A-55 es asfaltada y, de hecho, hace menos de tres años desde la última vez y su estado, lejos de mejorar, es peor, con la presencia de decenas de grietas y baches por toda la calzada, especialmente en el carril derecho, donde los miles de conductores deben esquivar el asfalto destrozado además de vigilar que no haya una retención a la vuelta de la esquina.
En el lamentable estado de la autovía conviven zonas asfaltadas con otras pintadas, parches, baches, señales circunstanciales de peligro y otras de limitación temporal de velocidad. En ocasiones, incluso se ve algún vehículo fuera de la vía tras haber sufrido un accidente y que tarda varios días en ser retirado. Y es algo que afecta especialmente a los kilómetros del tramo entre O Porriño y Vigo, del 10 al 14, pero las fochancas son frecuentes en toda la vía, tanto en Tui donde confluye con la AP-9 como en el tramo donde se conectan la A-55 y la A-52.