Podían salir los niños menores de 14 años a la calle, acompañados por un progenitor por supuesto, pero pocos fueron los que se animaron a asomarse en Vigo. Las 34 calles peatonalizadas por primera vez este Primero de Mayo no fueron suficientes para convencer a los vigueses. Y es el que tiempo, con cielos cubiertos todo el día y la lluvia persistente, dejó de nuevo una ciudad desierta.
Vigo echo de menos su Primero de Mayo. Decenas de miles de personas acostumbran a marchar en esta fecha para reclamar los derechos de los trabajadores. Pero la pandemia del coronavirus se llevó por delante el día más reivindicativo de la ciudad más obrera.
Este viernes los vigueses se refugiaron. No acompañó el día y las previsiones meteorológicas para el fin de semana indican que la bonanza permitirá saborear ese ansiado inicio de la desescalada. Se reabrió Samil y Castrelos, también el Castro, lo que permitió dar paseos a los más pequeños.
Si se cumplen los pronósticos, este sábado mejorará considerable el tiempo, especialmente por la tarde. La «montaña rusa térmica», tal como la define Redmeteo, llegará el domingo con una subida de temperaturas que llevarán los termómetros hasta los 26 grados.
Con los permisos para pasear y hacer deporte, unido a la apertura de las playas, todo apunta a que será una jornada dominical multitudinaria en las calles y zonas verdes de la ciudad. En cualquier caso, el alcalde ya recordó este viernes que se deben cumplir las limitaciones de las franjas horarias y la distancia de 1 kilómetro.
Vigo intentará, al contrario que en ocasiones anteriores, olvidar este Primero de Mayo.