Un grupo de operarios trabajan desde hace varios días en el puente de Toralla, lijando y pintando de nuevo las vallas, visiblemente deterioradas por el paso del tiempo. Los operarios trabajan a lo largo de varios tramos y tras eliminar los restos de pintura, el vallado se ha pintado de blanco para, en un último paso, recuperar el color azul característico que luce desde hace años.
En los últimos meses ya se han reemplazado más de un centenar de piezas de hierro de la barandilla que une la isla de Toralla con el arenal de O Vao y estos días se está acometiendo el pintado de todo el vallado, de más de 400 metros a lo largo del puente.
Las obras las acomete Sociedad Toralla, S.A., conformada por los propietarios de las viviendas emplazadas en la isla.
Fue esta asociación la que, en la década de los 60 construyó el puente de acceso a la isla, antes también privado y cuya garita de acceso estaba situada en el lado peninsular. Sin embargo, poco después se abrió al público tras una larga batalla judicial que dio la razón a la Administración por encontrarse el puente sobre dominio público marítimo y porque las playas de la isla son también públicas, como en el resto de la costa española, y toda la ciudadanía tiene derecho a acceder a ellas. La valla de acceso, desde entonces, está situada en la propia isla, impidiendo el acceso a la urbanización.
Una infraestructura construida en el año 1965
El puente se construyó en el año 1965 y 35 años después, en el año 2000, fue sometido a una reparación estructural por los deterioros que presentaba, fundamentalmente, en las vigas prefabricadas que conforman el tablero.
El ambiente marino al que está sometida la estructuras es bastante agresivo desde el punto de vista de la corrosión para las armaduras del hormigón. Por ello, en el año 2000 la empresa Impermeabilizaciones Doca S.L. procedió a la reparación, refuerzo y protección del tablero del puente. Los trabajos se centraron en su parte inferior, en la zona de las vigas dañadas debido a que la seguridad estructural había disminuido con el tiempo y en el futuro y a que, si no se detenía el proceso de corrosión acelerada, se podría llegar a comprometer la estabilidad del propio puente.
A finales del año 2023, en el mes de noviembre, se realizó una inspección del estado estructural de la infraestructura, conformada por 21 vanos de aproximadamente 20 metros cada uno, y un tablero compuesto de siete vigas prefabricadas de hormigón pretensado, en doble T, de 0,5 metros de canto y con una losa de compresión de hormigón armado de unos 30 cm encima.
El resultado de la inspección es que la situación estructural del puente es buena, no se aprecian signos de corrosión y apenas hay un par de puntos con manchas de óxido, por lo que su estabilidad no está comprometida. El informe, elaborado por Sika España, señala que puntualmente apenas se ha producido algún desprendimiento en una o dos vigas de borde, en las que se aprecia que dichos desprendimientos se han producido por algún golpeo accidental,
probablemente por parte de embarcaciones que han impactado contra esas vigas.