El alcalde de Vigo, Abel Caballero, y su némesis el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, han protagonizado estos días un nuevo cruce de declaraciones en el que se han colado algunas palabras gruesas y que se ha traducido en la publicación de un nuevo capítulo de su extraña y creciente relación epistolar.
El motivo, en esta ocasión, es la tantas veces postergada mejora del acceso a Vigo por la A-55, una autovía que sube y baja una montaña, con más curvas que el serpentín de un alambique y en la que difícilmente ve el conductor a su acompañante en los días de niebla. Una autovía en la que hay tramos en los que nadie pasa de 60 kilómetros por hora no porque lo prohíban las señales, que también, sino porque es la manera más fácil de sufrir un accidente.
La A-55 une Vigo y Tui, localidad a partir de la cual toman los conductores la A-52 hasta Benavente, y nadie cuestiona que está muy lejos de ofrecer las prestaciones que se esperan de una autovía de verdad. En realidad, existe una alternativa: la AP-9, una autopista que toman muy pocos conductores porque es de pago (2,9 euros) y porque implica un trayecto más largo: 21 kilómetros en unos 17 minutos frente a los 14 kilómetros que se hacen en unos 14 minutos.
Un túnel: la solución
La solución, tantas veces sobre la mesa de los sucesivos ministros de Fomento o Transportes, es agujerear la montaña y construir un túnel que permita recorrer en 10 minutos los 10 kilómetros que entonces separarán Porriño y Vigo y que le supondría a las arcas del Estado unos 350 millones de euros.
Aparentemente eso es lo que quieren todos: el Gobierno de España, la Xunta de Galicia, el Concello de Vigo, los empresarios, los transportistas y probablemente todos los ciudadanos que diariamente o tan sólo de vez en cuando tienen que tomar la A-55.
Así las cosas, Feijóo, tras reunirse con la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, dijo en rueda de prensa: “Para no abrir otra autovía de obra nueva, hemos planteado la posibilidad de hacer un tramo entre Vigo y Porriño de la autopista de peaje en sombra y ahorrarnos los 350 millones de euros que vale esa autovía”.
Críticas descarnadas
Entonces, Caballero, que no hay día que no dedique unos cuantos minutos de su rueda de prensa a criticar de manera descarnada a la Xunta de Galicia y a su presidente, entendió que las palabras de Feijóo eran una nueva demostración de que en realidad lo que pretende es aislar Vigo, y unió esta presunta afrenta a una muy larga lista de agravios entre las que se cuentan no apoyar la llegada del AVE a Vigo por Cerdedo o tratar de perjudicar al aeropuerto de la ciudad: Peinador.
Tanta fue su indignación que el martes convocó un pleno extraordinario para que la ciudad exigiese a Feijóo que apoyase la construcción del túnel, una moción que salió adelante únicamente con los votos a favor del PSOE, que tiene 20 de los 27 concejales de la corporación, mientras que BNG y PP abandonaron el pleno antes de la votación al considerarlo una artimaña política de Caballero y Marea se abstuvo.
Al día siguiente, la Xunta explicó que lo que quería decir Feijóo es que eximir del peaje en la AP-9 a los conductores es una solución temporal en tanto en cuanto no se construyese el túnel, pero ya era tarde.
«Insidia»
Caballero exigió repetidamente a Feijóo en sus ruedas de prensa que se disculpase con los vigueses y con la ministra y que dijese públicamente que apoyaba el acceso a la ciudad en túnel, ya que lo iba a pagar el Gobierno de España, y en una de ellas reveló que eso mismo se lo pidió por carta.
Feijóo, que no suele entrar al trapo de las provocaciones de Caballero, tachó ayer, no obstante, de “insidia” las palabras de Caballero y dijo que el regidor estaba tratando de desviar la atención para que no se hable del funcionario del Ayuntamiento de Vigo condenado por enchufar a la cuñada de su teniente de alcalde y presidenta de la Diputación, Carmela Silva.
“Cuando una persona está sometida a una sentencia del Tribunal Supremo que condena durante cinco años de prisión al jefe de personal del Concello de Vigo por contratar de forma fraudulenta durante tres años y por pagar más de 100.000 euros a la cuñada de la vicealcaldesa de Vigo y presidenta de la Diputación, hay que buscar alguna fórmula para que no se hable de esto”, espetó Feijóo.
Respuesta de Feijóo
El presidente de la Xunta confesó también estar convencido de que la gente de Vigo y de Galicia “tiene una inteligencia bastante superior a este tipo de triquiñuela bastante infantil”. Además, Feijóo respondió a la carta de Caballero, a la que adjuntó una veintena de artículos publicados en prensa en los que se viene a demostrar que siempre estuvo a favor de construir ese túnel.
“Mi apoyo a esa infraestructura fue, es y será absoluto, convencido como estoy de su idoneidad como alternativa a una de las carreteras con más siniestralidad, como es la A-55”, señala en su misiva Feijóo, que recuerda que ha pedido la ejecución de esta obra tanto al anterior gobierno de Mariano Rajoy como al actual.
Caballero, en rueda de prensa, ha cargado hoy de nuevo contra el presidente de la Xunta, del que ha soltado que “es un mentiroso calumniador patético”, subiendo un peldaño más en la batalla de acusaciones. “Ridículo y patético negando algo que dijo él delante de toda la prensa y que está grabado”, ha añadido.
“Si el señor Feijóo patéticamente es capaz de negar aquello que dijo en público y que está grabado, qué no será capaz de hacer en lo que no lo vemos”, ha especulado el alcalde.
«Entiendo que estás rectificando»
Poco después, y tras haber difundido en Twitter el corte de la rueda de prensa de Feijóo, el alcalde respondió a la misiva del presidente de la Xunta, en la que vuelve a transcribir sus declaraciones ofreciendo una alternativa por la AP-9.
En su misiva, Caballero expone: “Entiendo de tu carta que estás rectificando y, por lo tanto, te insto a que te disculpes con la ministra y con la ciudad. Rectificas porque yo alcé la voz en defensa de la autovía y de la ciudad”.
Es, de momento, el último capítulo del último enfrentamiento entre ambos dirigentes, muchos de los cuales han tenido su versión epistolar; está por ver dónde termina y cuántos capítulos más de esta relación por carta están ambos dispuestos a escribir.