Buena parte de la Praza da Constitución de Vigo se encuentra vallada desde el pasado viernes debido a las grietas localizadas en el edificio de la Cerería San José, único inmueble por restaurar en la zona y ya con licencia para iniciar de inmediato la reforma.
Técnicos de Urbanismo del Concello de Vigo decidieron instalar el pasado viernes un perímetro de seguridad en el número 11 de la Praza da Constitución tras localizar problemas estructurales. Efectivos de los Bomberos y de la Policía Local acordonaron la zona a mediodía de ese día tras aparecer grietas en el inmueble.
La Gerencia de Urbanismo ya concedió el pasado mes de octubre de 2019 a la empresa Edifa Cabaro S.L. la autorización para llevar a cabo obras de rehabilitación de este edificio, conocido por la Cerería San José. La larga tramitación llegaba así a su fin tras tener que completar diferentes requirimientos solicitados por el departamento autonómico de Patrimonio Cultural.
El edificio en cuestión es un inmueble del siglo XVIII con un alto valor urbanístico al encontrarse ubicado en la esquina de la Praza da Constitución con la rúa Sombrereiros. En sus bajos asoportalados se ubicó durante muchos años la emblemática Cerecería San José, cuyo letrero también resistió hasta hace poco el paso del tiempo.
El presupuesto presentado para la reforma es de 156.450 euros y tiene como objetivo remodelar un inmueble que se encuentra en muy mal estado interior para construir tres plantas de viviendas (2º, 3º y 4º piso) y dos de uso sociocultural-recreativo en el bajo y primero. La licencia también hace referencia a la necesidad de eliminando los elementos «fuera de ordenación» que se encuentra en la cubierta.
El Plan Especial de Reforma Interior del Casco Vello de Vigo (Pepri), documento que protege y regula cualquier rehabilitación en la zona histórico de la ciudad, hace especial hincapié en los elementos destacados para su protección, como son la fachada de piedra, la estructura interior, los soportales, la carpintería de madera y la barandilla.
Para obtener los permisos necesarios fue imprescindible realizar controles arqueológicos, pero por fin cuatro años después de iniciados los trámites se ha podido conseguir la autorización. Durante los dos últimos años, los bajos del edificio estuvieron cubiertos con una valla en la que figura el proyecto ganador del concurso de ideas para la Panificadora.