«La planta seguía en obras, faltaba de todo, no teníamos nada de nada, medicación, desfibralador, carro de parada, cuñas, conejos… estaba sucio, muy sucio, está en obras, una improvisación total. Volvimos al Meixoeiro y nos trajimos todos lo que pudimos, embalamos todo, nos trajimos medicación de urgencias en coches particulares», cuenta Inés.
«El desfibrilador llegó con el último paciente, cuando es vital en nuestra unidad, salva vidas. La UCI no es operativa, las compañeras estaban abandonadas y a los responsables lo único que les preocupa era el tiempo de traslado. Todavía ahora, si hay problemas, no contestan al teléfono. Pudo morir alguien y si por desgracia hubiese ocurrido, habrían echado la culpa a cualquier menos admitirlo, seguro. Deberíamos haber llamado al juzgado, al notario, a un medio de comunicación…», asegura.
«No mandan cucharillas en la comida, no funcionan los timbres, el agua hay que cogerla en el mismo sitio que lavas el conejo. Estuvimos abandonadas, nosotras y los pacientes, a los responsables no les importaba nada», añade.
Otros testimonios:
DOCTOR SÁEZ, MÉDICO DEL SERVICIO DE RADIOLOXÍA
ROSA IGLESIAS, MATRONA DEL XERAL DESDE HACE 31 AÑOS
INÉS CONDE, ENFERMERA, INAUGURÓ EL MEIXOEIRO
SONSOLES GARCÍA, TÉCNICA DE ANATOMÍA PATOLÓGICA
MODESTA LÓPEZ, LABORATORIO, EN EL XERAL DESDE 1974
MARÍA JESÚS RODRÍGUEZ, PACIENTE, CON CÁNCER DE MAMA
PILAR RODRÍGUEZ, ENFERMERA DEL HOSPITAL DE DÍA
MIGUEL ESTÉVEZ, CELADOR DE LA UCI DEL MEIXOEIRO
ANUSCA, ENFERMERA DE LA UCI DEL MEIXOEIRO