Y al final hubo boda. Berto Pirata, el Jack Sparrow vigués, y María Salinas contrajeron matrimonio este miércoles en los juzgados de Vigo. En medio de una gran expectación mediática, el cuento tuvo final feliz después de más de un mes de polémica por la negativa a casarlos debido a su indumentaria el pasado 23 de abril. Esta vez fueron igualmente vestidos: él, caracterizado de Jack Sparrow y ella con el traje tradicional gallego. Pero al quitarse él la peluca y el gorro no hubo impedimiento. Un paso que, según sostiene Berto, ya se ofreció a dar en su día para facilitar las cosas.
“Hay pruebas gráficas que demuestran que yo me presté a hacerlo la primera vez”, sostuvo el novio, que no entiende el comunicado emitido por las autoridades judiciales, que señalaban en la dirección contraria. “No sé qué pasó hoy”, prosiguió, pero finalmente fue posible completar el acto mediante una identificación plena. Un acto que no que agradable.“No es agradable que te case una persona contra la que estás querellada. Para ella tampoco lo es”. Por ello, ninguna de las partes sacó el tema durante la boda. “No es cuestión de tensar más las cosas”, resume Berto, que animó a toda la ciudadanía a reivindicar sus causas ante las administraciones públicas.
La boda de Berto y María, que se acabó convirtiendo en un “acto reivindicativo”, va acompañada de un proyecto solidario que sigue recaudando fondos para diferentes asociaciones a través de su página de Facebook ‘Elefantes de papel’. Tras el primer intento de casarse, la pareja anunció que continuarán la vía judicial contra la jueza que el pasado mes de abril se negó a casarlos en Vigo por ir al juzgado “disfrazados”. Ambos tienen “pleno convencimiento de que la actuación de la magistrada no fue ajustada a derecho, y, sobre todo, profundamente injusta y arbitraria”.
Los dos se presentaron el día 23 de abril en los juzgados vigueses para contraer matrimonio. María Salinas acudió con el traje de gallega que su madre le confeccionó durante años, mientras que Berto estaba vestido de Jack Sparrow, disfraz con el que lo conocían los niños del campo de refugiados de Idomeni. Pero la jueza se negó a casarlos al entender que el novio no iba con la indumentaria adecuada.
Tras la negativa, ese mismo día interpusieron una denuncia en el Juzgado de Instrucción número 8 de Vigo. Unos días después, el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia informaba de que se había archivado tal denuncia contra la jueza al estar aforada y no existir causa que pudieran justificar la elevación de la causa al alto tribunal gallego.
Los motivos del archivo fueron formales, al dirigirse la acusación contra una magistrada, ya que debe interponerse formalmente a través de querella, y de fondo, al considerar que “no se desprenden hechos con relevancia penal” en la actuación de la magistrada.