La Navidad de Vigo empieza a aflorar en la ciudad a 4 de agosto. Este miércoles ha sido el día en el que los operarios de la empresa Grupo Ximénez han salido a la calle para empezar a colocar la ornamentación festiva. El despliegue previsto, que abarca 350 viales- obliga a arrancar pronto. Al menos así lo argumenta el alcalde, Abel Caballero, que supervisó en primera persona el inicio de los trabajos y ofreció algunos detalles de lo que cabe esperar este año: 11 millones de luces LED que “van a iluminar todo el planeta”, más de 3.000 motivos de luz que “requieren tiempo” de instalación y 1.000 árboles rodeados de un alumbrado “frío” que no les produce ningún daño.
Además, los elementos típicos de la Navidad viguesa repetirán. Algunos, con novedades. Por ejemplo, el muñeco de nieve “crecerá 3 metros”, la bola de Navidad de Urzaiz tendrá “motivos diferentes a los de otros años” y la caja de regalo que se coloca en la confluencia de Urzaiz y Gran Vía contará con “dibujos animados plasmados en ella”. Por otro lado, la música del famoso árbol gigante traerá alguna “sorpresa”. Hace tiempo, Caballero dejó entrever que se activaría una encuesta para que la ciudadanía propusiera canciones.
Además, no faltarán la noria, el Cíes Market de la Alameda, las pistas de hielo o la rampa de nieve, que fueron sacados a concurso hace meses. El alcalde ha prometido “multitud de sorpresas en la ornamentación”, que la gente “se las irá encontrando” a medida que pasee por la ciudad. También se lanzarán “rutas turísticas” para recorrer el alumbrado navideño a lo largo y ancho de Vigo.
Con todos estos ingredientes, Caballero prevé una Navidad “apoteósica”. Según pronosticó, “vamos a estar ya en pandemia vencida” con “todos vacunados”, por lo que espera “millones” de visitantes en la ciudad. En todo caso, si las autoridades sanitarias obligaran a implantar alguna restricción, así se haría.
El alcalde defendió la inversión en iluminación navideña –situada por debajo del millón de euros– por el retorno que genera. También se refirió al gasto energético y al impacto medioambiental. “Consume más la utilización normal de un campo de fútbol en el mes de enero que todas las luces de Navidad en noviembre, diciembre y enero. Las luces LED no tienen prácticamente consumo”, alegó.