No obstante, el inicio de la avenida de Castelao ya luce su parte principal. La plaza ahora es más diáfana y ha ganado espacio a la espera de que la maquinaria, todavía presente, dé los últimos retoques. Entre los arreglos finales se encuentra la llegada del tranvía que ha proyectado el Concello. No de manera literal como se hacía antaño, sino trasladado ‘ex profeso’ para esta zona.
Los raíles en los que irá un ‘gemelo’ de los antiguos vagones de Vigo ya están colocados. Sólo falta esa réplica –en realidad es un tranvía portugués parecido-, que fue adquirida a un coleccionista de Zaragoza. La intención, una vez restaurado, es que sea visitable por dentro y por fuera para rememorar los antiguos vehículos públicos de los años 60.
En todo caso, la plaza del Emigrante ya se puede pisar –sin su antiguo mapamundi, que ha sido erradicado-, al igual que la nueva parada del autobús, con más asientos y con una pérgola gigante roja y blanca desde la que se puede ver la plaza de América, que avanza a un ritmo endiablado rodeada de árboles muy vistosos. Lo que sí se ha conservado es el cruceiro y el momumento principal.
La obra que no ha podido abrir ni un poquito es la del parque Cela y su ascensor, también anunciados para la víspera del Día das Letras Galegas. La actuación todavía necesita más jornadas de trabajo. Ya se pueden apreciar de lejos la escalinata y la zona de juegos, así como el nuevo mirador. Habrá que esperar a la semana que viene para ver si llega el momento de estrenarlos.
Tampoco ha llegado a tiempo el asfaltado de la avenida Arquitecto Palacios. Aunque está bastante avanzado, su fecha límite del 16 de mayo ha pasado con la vía en pleno proceso de reforma. Una repavimentación que se antojaba muy necesaria y que a buen seguro será celebrada por los conductores una vez que concluya.