«Resultado negativo absoluto», es el resumen que ha hecho una de las personas involucradas en los sondeos arqueológicos para el proyecto denominado ‘Urbanización da Área de Reparto AR I-01 da Modificación Puntual do PXOM de Vigo para a reordenación do Barrio do Cura’.
Eso significa que no se han documentado restos in situ de materiales arqueológicos inmuebles de épocas anteriores a la edad contemporánea, razón por la que la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural comunicó al Concello de Vigo y a la empresa promotora de la reordenación del Barrio do Cura el levantamiento de las cautelas arqueológicas en este ámbito urbanístico.
«Encontramos la falda de O Castro, que se precipita directamente a lo que era antes el mar y que ahora son rellenos, es decir: O Berbés», ha explicado esta misma fuente, quien recuerda que el mar llegaba hasta los soportales, como sabe cualquier vigués que haya visto fotos antiguas de la zona.
Desde la parte mas alta de O Castro hasta O Berbés, como se puede comprobar en Google Maps, hay muy poco distancia, mientras que el Paseo de Alfonso está exactamente a 42 metros por encima del nivel del mar, explica esta persona experta: «El terreno se precipita directamente, lo que se ve bajando por la rúa Poboadores, que se va adaptando muy bien a la orografía del terreno, con esa bajada acusada. Esto quiere decir que, en su día, hubo una primera ocupación del espacio, que nosotros conocemos, con edificaciones como el convento de San Francisco, donde se cultivaban frutales y álamos».
Más tarde, continúa explicando, «una vez se tiran las murallas, a finales de 1800, la ciudad quería crecer y lo primero que se hizo fue rellenar los huecos en el núcleo urbano», como es el caso de las casas en torno a la plaza del Peñasco, que tenían como 5 metros de cimentación. Luego, a principios del siglo XX se fueron construyendo viviendas más señoriales y modernistas, que aún se pueden ver desde O Berbés.
Una zona originalmente vertical
«Pero hasta ese momento esa zona no era horizontal sino vertical, por eso llegamos a la conclusión que es muy difícil que haya vestigios. El sustrato original era vertical. Lo que conocemos que hay o que hubo son construcciones antrópicas de a partir del siglo XVI diseñadas para aprovechar el terreno y para los cultivos. Luego se construyó para hacer el asilo y las casas, pero cuando no había esos socalcos lo que había era un acantilado», explica.
Que el resultado de las catas haya sido «absolutamente negativo» por estas cuestiones, no quiere decir que no se haya encontrado absolutamente nada: «Lo que hemos encontrado es alguna pieza de época romana procedente de O Castro», cuya ocupación se produjo entre el siglo V a.C. y el siglo I d.C.
«Son piezas arrostradas, sin ningún valor, relacionadas con los niveles de arrastres. En esa zona hay una vaguada inmensa, y bajaba un río hacia O Berbés que se fue cubriendo o tapando. Se fue rellenando de forma antrópica con un aprovechamiento de la zona, primero forestal y urbanístico después», insiste esta misma fuente.
Toda esta intervención y estudio se realizaron en cuatro meses y medio y se ha hecho una valoración arqueológica con sondeos manuales y mecánicos que sirvieron para realizaron una primera valoraciones que se volcaron en los informes que fueron remitidos a Patrimonio, el cual, con ellos en la mano, ha dado luz verde a la urbanización.