El porcentaje de mujeres en las escalas retributivas más bajas de las empresas es mayor que el porcentaje global de mujeres en esas compañías, es decir, están sobrerrepresentadas, lo que genera una pérdida económica; además, el porcentaje de mujeres disminuye a medida que los tramos salariales son superiores.
Esta es una de las conclusiones del Informe Ardán, que analiza la igualdad de género en la empresa gallega en 2022 a partir de una muestra de 375 empresas, que participaron en una encuesta con una metodología diseñada por la Cátedra Ardán, de Zona Franca y la Universidade de Vigo.
El delegado de la Zona Franca de Vigo, David Regades, participó en una concentración con personal del Consorcio ante la sede con motivo del 8M y señaló que “la incorporación plena del talento femenino tiene una repercusión económica para las empresas y también para su reputación. La repercusión estimada en el PIB per cápita podría llegar hasta crecimientos de 2 dígitos”.
Coste para las empresas
Ardán va más allá y estima que la sobrerrepresentación de mujeres en las posiciones salariales más bajas tiene un coste de no igualdad de media por empresa de -17.046 euros brutos anuales, el coste de no igualdad promedio por mujer es de -640,34 euros.
Ardán constata que “un sector masculinizado es intensivo en personal masculino en todos los niveles retributivos de la empresa. La idea de sector feminizado ha de ser matizada: es un sector intensivo en personal femenino, sobre todo en los niveles retributivos más bajos”.
También ofrece el informe algún dato que invita al optimismo y señala que “el Índice IG promedio está avanzando hacia el nivel aceptable en igualdad de género en el trabajo.
Datos para el optimismo
En el año 2022 ha escalado 14 puntos, registrando ligeros crecimientos en sus tres dimensiones: 10 puntos más en el Índice de Igualdad en Funciones; 23 puntos más en el Índice de Igualdad en Retribuciones y 4 puntos más en el Índice de Igualdad en Actuaciones. Son crecimientos leves, pero representan un recorrido cierto en una realidad empresarial tremendamente incierta”.
Otra buena noticia es el mayor número de empresas gallegas que alcanzan el distintivo de Empresa Igual en género. El perfil predominante de estas 35 empresas es de más de 50 personas empleadas, con sede social en la provincia de Pontevedra y del sector de Información y conocimiento. Su principal cargo directivo es un hombre, entre 36 y 50 años, que se rodea de un equipo directivo integrado por hombres y mujeres, un equipo diverso en género.
Concluye que “la situación actual que viven las empresas es tan convulsa que constituye un pequeño triunfo no haber retrocedido los niveles de igualdad de género en el trabajo de años anteriores. Los resultados de este diagnóstico transmiten una visión esperanzadora de la realidad empresarial gallega”.