Las nuevas rampas mecánicas de la Gran Vía de Vigo ya tienen fecha de inauguración. Tras 13 meses de obras –con el impasse de espera que provocó de la Navidad-, al fin se pondrán usar las cintas transportadoras para subir desde la calle Venezuela hasta Nicaragua. A partir del viernes 24 de marzo, será posible completar el trayecto desde el cruce con María Berdiales hasta las cercanías de la Praza de España sin apenas esfuerzo. Todo ello gracias a esta segunda fase de la reforma de la avenida, que incluye la renovación de todo el bulevar, de las aceras y de la calzada.
El alcalde, Abel Caballero, ha anunciado este miércoles el día concreto en el que se pondrán en servicio los dos nuevos tramos –entre Venezuela y Bolivia, y entre Bolivia y Nicaragua-. Él mismo acudirá al acto que se celebrará por la mañana. El regidor ha celebrado esta noticia y ha insistido en que “seguiremos haciendo ascensores y rampas a lo largo y ancho de Vigo”, tal y como se puede constatar en una ciudad llena de proyectos integrados en el programa Vigo Vertical.
La ejecución de esta segunda fase de reforma de la Gran Vía ha supuesto una inversión de 3,6 millones de euros, que se unen a los 5 millones de la zona inferior.
Este sistema mecánico de movilidad se extenderá en el futuro a los tramos que discurren entre la Praza de España y la Praza de América. Esta actuación se acometerá a lo largo del próximo mandato, es decir, entre los años 2023 y 2027.
Entre los elementos que formarán parte de la nueva Gran Vía se encuentra una novedad, situada en el entorno del ‘Pezseto’. Se trata, según anunció Caballero en su día, de una “gran pantalla” LED situada en el suelo, que “simula” el fondo marino y emite imágenes de peces, que se mueven en función del paso de los peatones.
Además, una pequeña parte del pavimento es capaz de generar energía “a través de las pisadas de las personas”. Las cintas, de 40 metros de largo cada una y con capacidad para transportar a 7.300 personas por hora, disponen del habitual sistema que entra en modo de ahorro cuando no hay nadie usándolas. Asimismo, se alimentarán de energía renovable.
También se ha plantado vegetación en la zona, tanto en el interior como en el exterior. Igualmente, se ha aprovechado para renovar el saneamiento, el abastecimiento, la recogida de aguas pluviales y la señalización semafórica. Del mismo modo, se han soterrado los servicios que precisan cableado.
Esta obra ha generado algunos quebraderos de cabeza al Concello de Vigo, ya que empezó a principios de febrero de 2022 y debía haberse completado en ocho meses. Sin embargo, ha ido sufriendo retrasos progresivos. Se anunció su final para octubre, enero, febrero y, hace algo más de un mes, para “mediados de marzo”.