Atravesar las puertas de la entrada principal del imponente Teatro Cine Fraga supone una vuelta al pasado que provoca nostalgia y unas ganas inmensas de echar la vista atrás y rememorar las vivencias de muchos vigueses y viguesas.
Y es que pasar una tarde en la sala principal del cine para ver la película del momento o asistir a la antigua sala de fiestas era considerado como toda una experiencia que no sucedía todos los días.
Sin embargo, esto es algo que las nuevas generaciones no pueden revivir pero que, quizá, con el nuevo proyecto que este viernes iniciaba su camino tras la firma de la adquisición del emblemático edificio a Abanca por parte de la Xunta y la Diputación, pueda volver a suceder y, así, los más jóvenes puedan crearse experiencias propias dentro de este gran recinto cultural, que lleva cerrado desde el año 2001.
Esa fue la fecha, también, en la que Caixa Galicia se hizo propietaria del inmueble y, a través de su Fundación, se hicieron múltiples esfuerzos por volver a abrir y devolver todo el esplendor al impactante edificio, que realmente data del año 1942, cuando Isaac Fraga, mecenas del cine en Galicia, le hizo el encargo a Luis Soto Gutiérrez.
El último de esos esfuerzos fue allá por el año 2007, cuando los antiguos responsables de Caixa Galicia hacían público el proyecto y que el arquitecto pontevedrés César Portela se haría cargo del mismo.
Y así fue, hasta tres años después, cuando a raíz de la crisis económica pero, sobre todo, debido a la fusión de las cajas entre Caixanova y Caixa Galicia -que años después remató en la actual Abanca-, la recuperación del Teatro Cine Fraga, definitivamente, quedó en agua de borrajas.
La rehabilitación iniciada en su momento por el universal arquitecto, de la mano de la constructora Aldesa y que contaba con un presupuesto de 26 millones de euros, quedó inacabada.
Lo cierto es que las obras estaban bastante avanzadas para poder reabrirlo al público -se hablaba incluso de la primavera del año 2011-, pero finalmente la actual Abanca desistió de la obra y el teatro quedó ‘abandonado’ con una reforma que se encontraba al 70% de ejecución. Y con ello, el ‘sueño’ que muchos anhelaban por volver a poder disfrutar de las paredes del impactante edificio que se encuentra en pleno centro vigués.
Este viernes, en el acto de firma de la compra, se pudo comprobar -solamente en la entrada del inmueble y en parte de su escalinata- que el edificio continúa ‘lóbrego’ y con mucho trabajo pendiente. Pero las bases están puestas.
Y esas bases son a las que ha tenido acceso VIGOÉ. Las últimas imágenes del año 2010 -cuando todavía se permitían visitas a las obras que en aquel entonces estaban en plena ejecución- en donde se puede comprobar fielmente cómo dejó el edificio la entidad financiera y cómo se encuentra realmente en estos momentos.
La fotógrafa viguesa Rosa González inmortalizó con su cámara el recorrido por las obras y su verdadera situación que, tras lo sucedido en el día de hoy, se espera retornar para devolver al edificio su esplendor y grandiosidad.
Han pasado casi 15 años desde estas imágenes, con las que se puede vislumbrar, con todo lujo de detalles, cómo se encuentra el interior del edificio. Este viernes, el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, avanzaba la necesidad de licitar un proyecto constructivo -adaptado al Plan de Usos del Teatro- para poder rematar la actuación y devolver a la ciudadanía el inmueble con la mejor programación cultural de Vigo e, incluso, de Galicia.
El proyecto de César Portela
Y ya se empieza a vislumbrar que César Portela volverá a coger el testigo donde lo dejó siendo así -otra vez- el encargado de acabar la obra interrumpida en el año 2010.
Una de sus grandes enseñas es que el teatro no perdiese su identidad y todo parece indicar que esta máxima se mantendrá para llevar a cabo una reforma en una superficie total que llega a los 7.000 metros cuadrados.
El auditorio -con más de 1.600 butacas- y su espectacular platea, el órgano, los anfiteatros con sus ‘angelotes’ y grandes lámparas, la gran rosa de los vientos que lucía en la mítica sala Nova Olimpia, entre otros, muestra la verdadera esencia del Cine Fraga.
En esta última se proyectaba una sala de exposiciones para la planta alta mientras que la antigua pista de baile pasaría a convertirse en un centro de conferencias con aforo para unas 100 personas.
Y es que en aquel momento, el proyecto del pontevedrés no contemplaba muchos cambios respecto a la estructura original, limitándose simplemente al aprovechamiento de lo existente, como eran las oficinas, la vivienda o la cafetería que se encontraba junto a la entrada principal.
Lo que sí experimentó un verdadero cambio, y así se pudo confirmar este mismo viernes, es el recibidor principal ya que ganó cuatro alturas, con unas balconadas interiores con el objetivo de ofrecer una mayor entrada de luz.
Finalmente, si se confirma que César Portela se volverá a hacer cargo de la recuperación del Cine Fraga, la esencia del proyecto quedará intacta y así se podrá devolver al histórico edificio vigués su verdadero esplendor y majestuosidad.
‘Botón de Ancla’, la película de Ramón Torrado rodada en la Escuela Naval de Marín y las Islas Ons, fue la primera proyección del Fraga en 1948 y ‘Tomb Raider’, con Angelina Jolie, se convirtió en el año 2001 en la última cinta comercial que ofreció el cine ubicado en la viguesa calle Uruguay.
Esperemos que, en unos años, esto vuelva a suceder y la sala principal del Teatro Cine Fraga pueda volver a ofrecer los últimos estrenos de los mejores largometrajes gallegos, nacionales e internacionales.