Pedro Cabrera y Noelia Rodríguez son los dos héroes que este lunes salvaron la vida al hombre que se precipitó con su coche al mar en el muelle de Bouzas. «Si no fuese por ellos, ahora estaríamos hablando de un cadáver, no de un rescate», señalaba entonces una de las personas que formó parte del operativo con el que se rescató al hombre, que fue trasladado al hospital con síntomas de hipotermia, pero vivo.
Como suele ocurrir, fue todo fruto de una casualidad porque Pedro, de 19 años, ni siquiera tenía que haber estado allí. Él forma parte del Club Remo Vigo, como Noelia, de 21 años, pero ella además es monitora y ese día le llamó para pedirle ayuda porque tenía problemas con la embarcación. Por tanto, los dos estaban embarcados junto a tres niños de once años del campamento de verano cuando vieron que había gente desde tierra gritando y señalando al mar. «Lo vimos flotando boca abajo en el medio del agua y le di la vuelta, tenía los ojos en blanco, pero parecía muerto», relata Pedro.
De inmediato, lo subieron entre los dos a la embarcación. Pedro, estudiante del grado de Medicina hizo un rápido diagnostico. «No tenía pulso, con síntomas de hipotermia, estaba azul así que tenía hipoxia. Estoy casi en tercero de Medicina y sabía perfectamente qué era lo que le pasaba, pero no sabía para nada qué era lo que tenía que hacer», admite.
Sin embargo, de inmediato comenzó a hacerle las maniobras de RCP (reanimación cardiopulmonar) en la propia embarcación mientras Noelia distraía a los niños pidiéndoles que no mirasen y llevando la embarcación hacia el pantalán. «Fue lo único que se me ocurrió», dice con modestia.
«Le hice la RCP pero pensé que estaba muerto y en cuanto paré vi que echaba espuma y agua por la boca, y eso significaba que estaba intentando respirar», añade. Cuando llegaron al pantalán, el hombre, de «entre 55 y 65 años», comenzó a hacer ruidos de dolor, así que lo pusieron de lado y esperaron a que llegasen los servicios sanitarios. Allí, pidieron a Noelia que se llevase a los niños, para que no siguiesen allí viendo la dramática escena.
En ese momento, Pedro confiesa que se derrumbó por completo y empezó a llorar. «Nunca había visto algo tan real, fue por la adrenalina del momento que haces las cosas pero luego me derrumbé y me eché a llorar por la impotencia de estar estudiando durante tanto tiempo y no saber lo que hacerle al pobre hombre», explica. Sin embargo, pese a no tenerlo claro, sí que actuó exactamente como tenía que haber hecho y sus rápidos reflejos permitieron salvar una vida. «Luego me dijeron que sí, que lo había hecho perfecto, pero en el momento de ver que estaba en tierra para mí fue un choque tremendo, me derrumbé», confiesa.
La víctima, que fue trasladada al hospital con síntomas de hipotermia, estuvo bastante tiempo en el agua y sin la intervención de los dos jóvenes sin duda habría fallecido en pocos minutos. La intervención de ambos fue fundamental ya que, explica Pedro, si no estuviesen juntos no habrían podido subirlo a la embarcación ni hacerse cargo de los tres niños que llevaban a bordo, a los que luego Noelia les explicó lo ocurrido para que no supusiera un trauma para ellos. «Ella estudia Educación Infantil así que les cogió y les habló porque fue una imagen bastante fuerte para ellos. Les dijo que tenían que verlo como que había sido una suerte que estuviésemos nosotros porque así pudimos ayudarle, que había sido gracias a todos nosotros. Ella es más calmada y yo más nervioso. Somos un equipo en el que ella es la cabeza y yo la acción», describe el joven héroe, que atribuye la rápida respuesta de ambos ante lo sucedido al hecho de que ambos forman parte de un club deportivo. «Tras lo ocurrido, reflexionas y te das cuenta de que hemos sabido actuar bajo presión probablemente por todas las competiciones en las que hemos participado y también estamos acostumbrados a trabajar en equipo», afirma.
De hecho, el propio Club Remo Vigo puso de manifiesto la proeza de los dos jóvenes, con un mensaje de enhorabuena felicitándoles por su gran intervención. «Actuaron rápido y en equipo, lo sacaron del agua y empezaron las maniobras de RCP en la propia lancha mientras se dirigían a tierra. Por suerte consiguieron reanimarlo y una vez en tierra llegaron los servicios de emergencia que pudieron estabilizarlo y llevarlo a un centro médico. Gracias chic@s por vuestra entereza y saber estar!», indica el mensaje del club de Bouzas.
Ahora, Pedro reconoce que la experiencia fue toda una prueba de fuego para su vocación médica que, asegura, está más fuerte que nunca. «Tengo ganas de hacer tercero porque comenzaremos con las prácticas en el hospital», afirma. Por otra parte, le queda la espinita de saber cómo se encuentra el hombre. «No sabemos cómo está, esperamos que alguien nos diga algo y si está bien nos quedaremos más contentos», señala.