“Dicen que el viento ha pasado con tristeza por Pizarro, que ve como muchos de los que alegrabais cada día sus horas con el bullicio de nuestras entradas y salidas, ya no volveréis a subir y bajar esas escaleras que con cariño llevaba con sus corrientes.
Dicen que ese mismo viento siente nostalgia por todos los madrugones que ha vivido viendo mil caras de sueño, por todas las salidas ansiosas de gente muerta de hambre que deseaba llegar a sus casas, y de tantas recogidas de parejas que esperaban ansiosas que alguien especial saliese de trabajar para ir a tomar algo.
Dicen que el viento dejará de soplar por Pizarro y que con él se van millones de días llenos de buenas y malas historias.
Tú eres una de ellas, así que disfruta de estas escaleras cuando salgas y sonríele al viento al pasar, porque en cada hoja caída que vuele… os estará diciendo adiós.
Feliz último día en el Xeral”.
María, Diana, Esther, Ana, Lucas… y así hasta más de 50 firmas al pie de esta poesía que ha quedado como recuerdo en el “Pirulí”. El Hospital Xeral de Vigo puso fin este jueves a 60 años de historia, a seis décadas en las que sus paredes vieron nacer a más de 250.000 bebés. “Todos nacimos aquí”, recuerda otra pintada.
Fue jornada de emociones en la Torre del Xeral. A primera hora de la mañana cerraban las Urgencias, a medida que pasaban el día se trasladaba el Área Maternoinfantil, que abarca toda la hospitalización Obstétrica y Pediátrica, los hospitales de día de estas especialidades, así coma la Cirugía pediátrica, Neonatos, UCIs Pediátrica y Neonatal, la Atención Temperá y otras unidades de soporte.
Enfermeras, médicos, celadores, vigilantes de seguridad, cocineros, limpiadores y, por supuesto, pacientes. Todos vivieron las últimas horas con tristeza. Muchos no entienden el cierre, la mayoría duda de que el traslado al “Álvaro Cunqueiro” sea para mejorar. Javier pasea emocionado por uno de los pasillos de Maternoinfantil. Acaba de nacer su hijo, uno de los últimos del Xeral. Arián y Candela, bebés de Neonatos, comparten cuna, aunque no deban, para que la foto quede como recuerdo del último día.
María del Pilar tiene mucho que contar sobre el Xeral. “Aquí di a luz a mi hija hace 60 años, cuando fue inaugurado por Franco; hoy estoy de nuevo aquí”, señala emocionada.
Las cajas se amontonan en los pasillos a la espera de que alguien las traslade hasta Beade, muchos otros objetos se quedan allí, aunque el personal se resiste a que se pudra entre paredes vacías. “Este cuadro me lo hicieron mis niños, me lo llevo, no voy a dejar que lo tiren”, afirma una enfermera. Es un día triste, el día en el que cerró el lugar en el que todos nacimos.