Escapar del mundanal ruido en pleno centro de la ciudad para adentrarse en la práctica del yoga y, simplemente, intentar ser un poco más feliz. Sukha Studio abrió sus puertas en febrero en el Casco Vello Alto de Vigo de la mano del vigués Pablo Barros y, según explica a VIGOÉ, su iniciativa empresarial está resultando muy exitosa.
Más de un año estuvo buscando el emprendedor ese lugar perfecto para lanzarse a montar su propio centro de salud y deporte. Hasta que apareció en el número 6 de la calle San Sebastián el local ideal. Allí, entre el Concello y la Porta do Sol el paisaje de la urbe cambia a casitas y el ruido del tráfico es un murmullo que no molesta. “Si vas caminando ya desconectas de la ciudad por el camino”, explica. “Cruzas la puerta, dejas las preocupaciones fuera y a trabajar para progresar para ti”, añade.
Materiales naturales con suelos de madera y techos de tres metros con vigas y siempre luz indirecta contribuyen a crear ese ambiente cálido y acogedor buscado para la práctica del yoga. Con el buen tiempo las clases incluso se pueden impartir en la terraza exterior.
Sukha –que significa felicidad en sánscrito- es uno de esos nuevos locales que están llenando de vida el Casco Vello de Vigo gracias a la iniciativa de emprendedores como Pablo Barros. En el local de la calle San Sebastián Pablo imparte clases de yoga sobre todo individuales o a pequeños grupos, hipopresivos, meditación e incluso técnicas de nutrición a través de ‘mindfullness’. “Buscamos el bienestar general del cuerpo y la mente. Yo les escucho y les aconsejo qué clase realizar”, explica Barros. Ya se ha dado el caso de personas que pensaban hacer pilates pero probaron el yoga y ya no lo quieren dejar.
Según explica el responsable de Sukha Studio, el yoga contribuye a una mejora integral de la salud, incluyendo desde la práctica deportiva hasta valores éticos, meditación o respiración. Todo para que estés feliz de mente y cuerpo.
Las lecciones de la esterilla
Barros aconseja probar la práctica del yoga varias veces hasta que la persona encuentre el instructor y la modalidad que mejor se adapta a sus necesidades. “El yoga es para valientes porque te dice muchas veces lo que eres y cómo estás por dentro. La esterilla también te puede dar lecciones”, asegura.
Aunque la mayor parte de sus alumnos son personas de entre 30 y 50 años, al estudio acude gente de todas las edades para practicar yoga muchas veces por indicación médica. Jóvenes de 20 años con problemas lumbares y otros simplemente por estrés o algún problema de salud mental también son guiados hacia esta disciplina como método de ayuda complementaria.
“Encontré en el yoga mi Dharma”
La vida de Pablo siempre ha estado ligada al deporte y al yoga, aunque se formó con delineante y estuvo trabajando en el sector de la construcción como proyectista urbanístico. Hace unos 15 años decidió centrarse en su pasión y comenzó a trabajar como entrenador personal y monitor de sala en el gimnasio Metropolitan de Vigo. “Llevo practicando yoga desde los 15 años y siempre me ha servido para cuidarme y tener autoconocimiento y crecimiento personal”, destaca.
Barros se formó, viajó a la India y se volcó en vivir el yoga en su plenitud. “Yo encontré en el yoga mi Dharma –propósito en la vida- que es precisamente enseñar yoga”, explica. Ahora, aunque sigue ejerciendo como entrenador personal, está centrado en la consolidación de Sukha Studio. “Quiero enseñar a la gente a usar el yoga para ser más feliz”, defiende.