El pasado viernes, día 14, tuvo lugar en el salón de actos del MARCO de Vigo una conferencia a cargo de Manuel Gago, periodista, profesor de la Universidad de Santiago (USC), divulgador científico, columnista en diversos medios, comisario de distintas exposiciones, ensayista y escritor. El Club Faro de Vigo y la Asociación Cultural Pertenza hicieron posible una tarde apasionante con lleno de público y un mensaje claro: lo que sabemos de la historia está en continua revolución.
Manuel Gago lleva décadas implicado en la divulgación cultural y se nota que lo siente. Transmite pasión cuando habla de un collar prehistórico hallado en Vigo que alteró drásticamente lo que sabemos de esa época, cuando explica las nuevas tecnologías aplicadas a las excavaciones arqueológicas o cuando desmonta falsos mitos históricos acerca de Galicia. Una charla suya es un compendio de historias magníficas, precisamente porque logra abrirte los ojos sobre realidades que no sabías que amabas. Él te hace ver el mundo como una realidad mucho más compleja de lo que creemos y deshace el legado del discurso único, del pensamiento único y de la simpleza en el análisis histórico de cualquier hecho. Como él mismo comentó a la salida de la conferencia, vivimos en una época apasionante en la que existen nuevos descubrimientos que trastocan lo que ya teníamos asentado, pero también existen nuevas formas de contarlo, que quizá sea algo mucho más interesante todavía. Cosas como que un escáner del suelo te diga lo que yace a un metro o más por debajo de tus pies, y que esa información sea de dominio público y se pueda acceder a ella desde cualquier rincón del globo. O contemplar desde tu casa una versión digital del primer mapa de Galicia con un grado de detallismo tal que te permita saber cómo era tu parroquia hace siglos. Gago enseña ciberperiodismo en la USC y es obvio lo implicado que está con las nuevas posibilidades que nos otorga la tecnología a la hora de contar la verdad.
Una verdad que también descubrimos que es variada y multicultural. Un vaso campaniforme hallado en el corazón de la provincia de A Coruña, datado miles de años antes de nuestra era y de un estilo absolutamente indistinguible del que se utilizaba por toda Europa y cuenca mediterránea. Un relicario decorado con letras árabes para llevar desde Compostela una pequeña muestra de los restos del Apóstol. Una santa desnuda y provocadora que muestra su cuerpo de mujer gallega, trabajadora, diosa y matriarca, que tanto guía el yugo de labranza como tira de él.
Este pasado jueves, Manuel Gago habló en el MARCO sobre la importancia de Galicia a lo largo de la historia en ámbitos tan dispares como la política, la fe, el comercio, la cultura y los viajes —y dejó de lado otra de sus grandes pasiones: la gastronomía—. Su conferencia resaltó el papel de esta región como punto de contacto fortísimo entre el Mediterráneo y el Atlántico primero, y entre Europa y América después, y lo hizo por medio de historias de objetos cotidianos. Contó hallazgos arqueológicos que han cambiado nuestra manera de pensar, contó historias de viajes y hazañas que no suelen aparecer en los grandes tratados, y logró maravillar a su público, que llenó el salón de actos.
Porque, en el fondo, Gago es un contador de historias como aquellos que reunían a toda la tribu alrededor de un fuego y explicaba de qué estaba compuesto el mundo. Por medio de fábulas, leyendas y comparaciones —en este caso ciencia y estudios pormenorizados—, enseñaba a sus oyentes cuáles eran las leyes de la Creación y abría las mentes al conocimiento.
Con razón su blog, Capítulo cero, lleva el subtítulo de A casa das historias de Manuel Gago. Y bien que se disfrutan estas historias.