«Hay en estos momentos más olivos en Vigo que en la época de los Reyes Católicos, cuando había más olivos en España», aseguró el regidor vigués. Caballero explicó las labores que se están realizando. «Ampliamos el área de oxigenación en casi un metro de diámetro, el resultado fue una revitalización excepcional, tenía una parte seca y se recuperó en solo un año», explicó.
El olivo del Paseo de Alfonso se lleva la fama, convertida nada menos que en el símbolo de la ciudad, y en los últimos años han sido plantados un gran número de ejemplares por toda la ciudad, pero hay otro ejemplar muy cerca que realmente bate todos los registros. Pocos vigueses saben que el atrio de la iglesia de San Miguel Bouzas conserva el olivo más longevo del municipio.
La villa marinera fue ayuntamiento propio hasta 1904, cuando se fusionó con Vigo, y el único testigo de aquel poderío pesquero es un Olea europaea que conserva un excelente estado de salud después de casi tres siglos en pie.
Un estudio encargado por la Concellería de Parques e Xardíns constata que el ejemplar boucense tiene entre 250 y 300 años, curiosamente un siglo más de los que tiene el del Paseo de Alfonso, calculado en unos 195 años.
La existencia de olivos en los atrios de las iglesias era común hasta que el rey Carlos III prohibió los enterramientos y las reformas acabaron con la mayoría de los ejemplares. En Bouzas, existe la teoría de que el olivo vigués nació de una rama de este ejemplar, aunque en Vigo la tradición dice que procede de un esqueje del olivo plantado por los Templarios en la primitiva iglesia de Santa María, origen de la Concatedral.