Vigo celebró este jueves, 3 de febrero, su tradicional fiesta de San Blas. Tras San Amaro (Matamá) y As Candelas (Castrelos), le tocaba el turno a Bembrive, sin duda la romería más multitudinaria del invierno vigués. Hubo festejos, música, misa, puestos de comida y artesanía, pero un año más, y ya van dos, San Brais se quedó sin sus furanchos. Lo que no faltó fueron las reivindicaciones de los vecinos contra los nuevos viales que planea el PXOM, con pancartas repartidas por toda la zona de fiestas.
La crisis sanitaria pasó factura de nuevo a una de las fiestas más emblemáticas del rural de Vigo. Cada 3 de febrero -además del fin de semana previo o posterior-, la entidad menor local de Bembrive celebra por todo lo alto su patrón. Por segundo año consecutivo, hubo celebración a medias, con cautela. Y es que la organización decidió no abrir los furanchos para evitar masificaciones.
A pesar de todo, reinó el buen ambiente en la pedanía viguesa. La celebración tendrá lugar entorno a la Alameda do Torreiro, frente al centro cultural Helios. La zona de fiestas se dividió en dos áreas. Por un lado, la dedicada a los conciertos; por otro, los puestos de artesanía, velas, rosquillas, pan, etc.
Además, hubo actos religiosos. La misa mayor se celebró a las 12.30 horas y posteriormente la procesión. Las misas fueron las 9.00, 10.00, 11.00, 17.00, 18.00 y 19.30 horas.
En el recinto de fiestas se dejó ver el alcalde, Abel Caballero, que arengó a los vecinos desde el palco. «Espero que o ano que vén a festa poida volver á normalidade», dijo antes de destacar la importancia de la fiesta para la entidad local menor.
También acudió el concejal de Fiestas, Ángel Rivas, que participó en la procesión junto a otros ediles como Teresa Egerique. Igualmente, estuvo presente la delegada de la Xunta en Vigo, Marta Fernández-Tapias, e Ignacio López-Chaves, presidente de la Comisión Galega da Competencia.