“En este momento el agua en Vigo es un bien precioso, ya no solo consumo responsable, sino ahorro real, desde la forma de lavarse los dientes hasta el uso de las cisternas con doble evacuación o llamar a un fontanero para arreglar cualquier fuga”. Los consejos los daba este jueves el alcalde de Vigo, Abel Caballero, tras decretarse el Plan de Emergencia en situación de sequía, pero esta medida todavía tiene dos fases más restrictivas.
En el año 2012 la junta de gobierno local del Concello de Vigo aprobaba un plan para casos extremos de sequía. Pocas personas sospechaban que cinco años después habría que ponerlo en marcha por primera vez.
El Plan de Emergencia tiene tres fases. La primera de ellas, la de Alerta, comenzó este miércoles y supone las primeras restricciones para el gasto de agua. Definida en el documento al que tuvo acceso VIGOÉ como «Situación de prevención e atención», el objetivo es desarrollar medidas preparatorias y debe de haber un «período razonable» antes de entrar de lleno en el período de escasez.
«Iniciar unha campaña de comunicación, onde se informe da situación real e se empece a concienciar á xente sobre a posibilidade de acontecer a fase seguinte. É importante, en esta fase, transmitir seguridade. Hai que preparar aos usuarios para que colaboren nas fases seguintes», explica el plan.
En esta primera fase las actuaciones previstas van encaminadas a intensificar la búsqueda de fugas, suprimir riegos, baldeos, fuentes, bebederos en continuo, purgas de red y reducción del llenado de piscinas. Además, será necesario presentar un plan «sistemático de análisis de redes» de Aqualia con el objetivo global de reducir el consumo un 5%.
En el caso de que el descenso del agua embalsada continúe, por debajo de los 70 días de consumo debe activarse la fase de «escasez severa». En este segundo nivel, el documento explica que «hai que marcar un obxectivo global de reducción do consumo, basado no cambio coxuntural de hábitos de consumo e na actitude dos usuarios».
«Se deberán fixar as políticas a seguir de utilización de outros recursos; disminución do consumo; campañas de comunicación cos grupos de consumidores máis destacados (organismos públicos, grandes consumidores, etc…); comunicación con Augas de Galicia, se dictará un bando municipal de sequía; se intensificarán os controis e as medicións, para estudar a evolución do conxunto do Sistema; se solicitará a reducción do caudal ecolóxico», apunta la fase de escasez severa en la que el objetivo es reducir el consumo en otro 10 por ciento.
Por último, el tercer nivel, denominado de «emergencia por situación dramática» el ahorro de agua debería llegar hasta el 25 por ciento y habría que llegar a la prohibición de usos específicos como el lavado de coches, riegos y llenado de piscinas con campañas divulgativas «claras e concisas sobre a gravidade da situación».
La fase de «emergencia» también establece nuevas normas fiscales con nuevas tarifas y penalizaciones para alcanzar una reducción máxima del consumo.