La bandera arcoíris tiñó las arterias principales de Vigo el Día Internacional del Orgullo LGTBI 2022. La ondeaban miles de personas que reivindicaban su derecho a amar libremente y a ser ellas mismas. El reclamo de este año hace alusión a los delitos de odio: “Contra as violencias, valentes e libres”.
Miembros la asociación Pvlse y de la asociación LGTBIQ+ encabezaban una marcha en la que una despampanante Michell lanzaba besos sonriente entre pompas de jabón. Esta mujer trans de 28 años llegó de Venezuela amenazada de muerte por ser quien es.
La doble celebración del colectivo trans
Michelle acudió a la asociacion LGTGBI+ en busca de soluciones: por un lado buscaba una comunidad segura. Por el otro, necesitaba asesoramiento sanitario: había comenzado su tránsito 5 años antes en su país y tras dos años en España seguía sin poder acceder a su tratamiento. Las consecuencias físicas y psicológicas de quedarse sin fueron devastadoras tanto para su autoestima como para su salud.
Hoy Michelle recorre las calles de Vigo doblemente empoderada: se quiere como nunca y celebra la reciente aprobación del proyecto de ley para la igualdad de las personas trans y la garantía de los derechos LGTBI, una normativa que vela porque las personas de su colectivo no vuelvan a sufrir, entre otras cuestiones, las dificultades que tanto le costó superar.
Los delitos de odio: un frente abierto
Aunque el observatorio LGTBI+ de Vigo todavía no ha publicado los datos oficiales avanzan el incremento de casos de delitos de odio en los último años. Su presidente informa a VigoE de que recientemente patrullas de la Policía Nacional velan por la seguridad en la céntrica zona de fiesta de la calle del Arenal dadas las agresiones hacia el colectivo.
Adrián y Víctor, ambos de 30 años, acudieron a la manifestación. Ninguno de los dos sufrió agresiones físicas pero reconocen haber sido increpados con comentarios homófobos en múltiples ocasiones: «Lo típico, te llaman maricón, aunque a mí eso me da igual», cuenta Adrián que paradójicamente admite haber llorado varias veces en su vida por este motivo. Su amigo Víctor cuestiona la actitud de normalizar ese tipo de comentarios y asumir que no son agresiones «porque también es violencia».
Yasmina, de 21 años, acude con sus amigos a la marcha y, a su corta edad ya ha hecho frente a una agresión lesbófoba de un «hombre mayor» que les pegó a ella y a su novia en la marquesina en la que besaban. Las personas que había a su alrededor las defendieron y, pese al trauma, agradece que tantas personas «tanto jóvenes como más mayores que el agresor» no dudaran en defenderlas de su agresor.
Kitty Pin, drag queen, transexual y queer, tiene 29 años y sufrió bulling en el colegio, llama la atención entre la multitud por su desparpajo y alegría. Sale a celebrar el amor y la libertad con toda la fuerza que le dio la adversidad. La tarde del 2 de julio salió a combatir con su sonrisa «una causa que es un derecho humano».