Fue el primer ascensor puesto en marcha -más allá de las escaleras mecánicas de la II República- dentro del ambicioso programa de accesibilidad y movilidad urbana ´Vigo Vertical´, que el alcalde Abel Caballero decidió impulsar como una de sus medidas ´estrella´ gracias a la aportación de fondos europeos.
El ascensor inclinado de la calle Juan Ramón Jiménez se estrenó en octubre del año 2015 y, nueve años después, y tras múltiples averías pero, sobre todo, por los consiguientes retrasos que suponía su arreglo y nueva puesta en funcionamiento cada vez que pasaba, estos días se ha dado un paso más con la licitación de las obras de Mejora del ascensor inclinado ubicado en la calle Juan Ramón Jiménez, entre Menéndez Pelayo y Camelias.
Con un coste de licitación (más IVA) que asciende a los 209.011,04 euros, las empresas interesadas en optar a esta actuación tienen de plazo hasta el próximo 29 de julio para presentar sus ofertas.
La junta de gobierno local dio el visto bueno al proyecto de obras el pasado viernes, 28 de junio y, este mismo lunes, día 1 de julio, se publicaba el anuncio y los pliegos de contratación en la plataforma del Estado.
Así, tras este nuevo paso administrativo, se prevé la adjudicación e inicio de obras en unos meses y, con ello, se espera que no haya marcha atrás siendo la finalidad de la misma minimizar las averías o, incluso, que lleguen a ser inexistentes. El plazo de ejecución de los trabajos es de 5 meses.
Y es que los continuos problemas que provocaban las averías y el malestar de los vecinos y viandantes que usan a diario el elevador inclinado para salvar un pronunciado desnivel de unos 20 metros entre Camelias y Menéndez Pelayo a través de la calle Juan Ramón Jiménez hizo que desde Praza do Rei se tuviese que poner en marcha un nuevo proyecto y una nueva contratación para solucionar esta situación.
Con todo, y según reza el proyecto, se prevé una serie de mejoras sobre las instalaciones, sus elementos y la sustitución de algunos de estos para «facilitar tanto el funcionamiento como las labores de mantenimiento con las mayores medidas de seguridad».
Y será tanto para usuarios como transeúntes pasando también por los mantenedores y explotadores del mismo puesto que en el documento de mejora se pone especial énfasis para las actuaciones a ejecutar en la sala de máquinas así como en el foso del Menéndez Pelayo.
Esta actuación ya había sido adelantada por el alcalde Caballero el año pasado, cuando anunció la puesta en marcha del proyecto. Pero no ha sido hasta este mes de junio cuando se ha dado el paso firme definitivo para llevarlo a cabo.
En aquel momento, el regidor especificaba que los principales problemas a resolver pasarían por la evacuación de las aguas pluviales y, sobre todo, por solventar los problemas de falta de piezas para la infraestructura puesto que, como reconocía, «no abundaban» al tratarse de un ascensor inclinado «que es único en el mundo porque está fabricado a medida de la inclinación del lugar en el que está asentado». Esto, retrasaba y dificultaba el arreglo dilatando los tiempos de reparación y su nueva puesta en funcionamiento.
Por ello, el nuevo contrato pretende paliar esta carencia ya que, como bien se contempla en su memoria, las obras a ejecutar «son, en su mayoría, actuaciones de sustitución y reparación de elementos».
Pese a ello, también contemplan el ensanche de los accesos a sala de máquinas y foso, «que requieren de la demolición parcial de la losa sobre esta» así como mejoras de iluminación en el interior del hueco del elevador.
Así, la zona de actuación se limitará al número 46 de la calle Camelias y, más concretamente, en este ´desembarco´ de la vía se prevé ubicar la zona de acopios y acceso a las obras.
Más en detalle, las obras a ejecutar pasan por actuaciones concretas en tres puntos: la sala de máquinas y foso; el hueco del elevador y la zona exterior entre las dos calles de Menéndez Pelayo y Camelias.
Así, en lo que respecta a la sala de máquinas y foso, se prevé el recrecido del suelo con una pequeña pendiente hacia los sumideros para facilitar la evacuación de las aguas pluviales al tiempo que se ejecutará un sumidero longitudinal, entre el perímetro de los muros y el suelo, para recoger las aguas canalizándolas a los desagües.
De este modo se prevé solucionar uno de los principales problemas generados de forma continua además de tener prevista la limpieza de los muros al mismo tiempo que se dará un tratamiento superficial para evitar la proliferación de líquenes, algas y microorganismos.
Y a mayores, se prevé ampliar el acceso a la sala de máquinas (Camelias) y al foso (Menéndez Pelayo) con nuevas trampillas de inspección con un hueco libre mínimo de 80×80 cm en cada uno de los casos.
Mientras, en lo que respecta al hueco del elevador, las obras a ejecutar pasan por el sellado o sustitución de los componentes del ascensor que permiten entrada de agua, como los cambios y finales mecánicos, canaletas de hueco o pantallas de alumbrado del hueco del elevador, entre otras.
La mejora de la iluminación en el interior del hueco así como la instalación de líneas de vida a lo largo de todo el recorrido. También la sustitución de los mecanismos de las puertas de pasillos y cabina de ambos embarques, tanto en Camelias como en Menéndez Pelayo y que pasan por los ejes, los elementos de bloqueo y desbloqueo, las puertas, el operador de cabina y el mecanismo de rellano.
Por último, y ya en un ámbito completamente externo, se prevé la instalación de un pasamanos en las escaleras de emergencia para facilitar la evacuación de la cabina del ascensor y el acceso a este de forma segura así como la colocación de alumbrado en las mismas para mejorar la visibilidad además de ampliar el hueco y la sustitución de la rejilla de acceso al hueco del ascensor para la inspección del mismo desde la sala de máquinas.
Con todo, el ascensor inclinado, que tiene capacidad para 25 personas y recorre un rail de 32 metros en cerca de 45 segundos, puede mover en una hora de 2.000 a 3.000 personas, según estimaciones de Abel Caballero.