En un amplio local de la bulliciosa calle María Berdiales, en pleno centro de la ciudad, los jóvenes emprendedores vigueses -y hermanos- Pedro y Marta Sobral, abrieron su pequeño y original negocio para pintar cerámica hace poco más de un año.
Un oasis de calma y tranquilidad en una de las arterias de Vigo más castigadas por el tráfico que tiene como objetivo ´sacar´ a la luz la «creatividad e inquietud artística» de las personas que deciden realizar esta atractiva y novedosa actividad que, además, es antiestrés.
Y es que la luminosidad y el ambiente de serenidad que se ´palpa´ nada más cruzar su puerta ya da buena cuenta de lo que te puedes encontrar ante este singular proyecto artístico del que son pioneros en Galicia. «Que sepamos, somos los únicos», especifican al respecto, explicando que conocían este concepto de negocio de otras ciudades como Londres, Madrid o Barcelona y que les «daba un poco de rabia» que este tipo de actividad no la hubiese en Galicia.
Por ello, y por tener antecedentes familiares dedicados a la cerámica, la profesión de Marta -que es arquitecta-, el haber vivido en Londres -donde conoció el proyecto-, y los estudios de Pedro en Administración y Dirección de Empresas, decidieron embarcarse de lleno en esta iniciativa única en la comunidad. El objetivo: ofrecer una «salida para pintar sobre cerámica» a los gallegos «que tuviesen esta inquietud artística y creativa», resumen.
Y así, tanto les ha gustado el resultado alcanzado en Vigo que ya han decidido dar un paso más y abrir otro local en A Coruña a lo largo de este mes de abril. «Estudié allí, viví y trabajé allí y le tengo mucho cariño a la ciudad», explica Marta sobre el motivo por el que amplían horizontes con su proyecto. El propósito no es otro que los vecinos del norte «pudiesen disfrutar de esto como se hace aquí», comenta, siendo la idea final la de «llegar al máximo número de gente que quiera realizar la actividad», matiza Pedro.
Resultados muy reconfortantes
El concepto creativo de ´Pinta tu cerámica´ es muy sencillo pero los resultados que aporta -tanto para los clientes como para sus promotores- son muy reconfortantes.
«Diviértete decorando piezas personalizadas para ti o para regalar» es el lema que reza en su página web. Pero además de eso, como cuentan Pedro y Marta, supone una buena terapia antiestrés y de «desconexión total» de las personas que se «lanzan» a pintar.
En un momento en el que la salud mental está en boca de todos y, sobre todo, por el ritmo frenético del día a día o las consecuencias de un trabajo que genera ansiedad o estrés, actividades como esta cogen mayor fuerza como una buena alternativa para «desconectar» y encontrar momentos de «paz» mental.
«Es una desconexión. Un momento en el que solo estás concentrado en tu pieza, en lo que quieres plasmar y en tener esa destreza manual para poder llevarlo a cabo», explica Pedro, añadiendo que pensar en los diseños «te abstrae mucho», dice.
Así, han tenido casos de personas que han salido de las sesiones comentando precisamente este tipo de circunstancias. «De estar en su día a día muy estresado con el trabajo y que no sabía si iba a funcionar pero, durante esas dos horas y media, desconectó completamente de las cosas que suele tener en la cabeza», detalla Pedro sobre un cliente.
U otro ejemplo que, como especifica Marta, «siempre estaba con el teléfono móvil, con películas, con todo… y aquí no vio el teléfono en absoluto«, comenta, detallando que ese mismo cliente «se sorprendió a sí mismo porque no esperaba tener ese resultado», incluso llegando a trasladarles «el cambio que se notó de estar todo concentrado. Es sorprendente», considera. Y es que como resume Pedro: «Vienen a su momento de terapia mental, de paz».
Y esos resultados tan positivos se ´contagian´ también a las personas que, en muchas ocasiones, van de acompañantes «a probar, no muy convencidos» pero, finalmente, se sorprenden con lo sucedido. «Es muy liberador», precisan.
Incluso van más allá porque lo mejor de la experiencia es que, finalmente, estos clientes «quieren volver» y repetir las sesiones. «Nos sorprende la cantidad de gente que repite y ya vuelven pensando en próximos diseños», cuentan los hermanos.
Sesiones de 2 horas y media, con niños y precios económicos
¿Y cómo funciona? Pues el proceso es muy fácil. A través de la web se reserva una sesión de 2 horas y media de duración. Y luego, el mismo día, se escoge la pieza que se quiera pintar entre las 127 que tienen ahora mismo en el local.
«La gente se apunta de forma individual o en grupos de 4 ó 6 personas. Viene todo especificado y es una actividad para realizar solo, en familia, con tus hijos, padres, amigos… es muy versátil», cuenta Pedro, añadiendo que hay un rango de edad muy amplio «desde niños pequeñitos hasta abuelos que vienen con sus nietos. Todo el mundo es bienvenido», relata.
Además, el hecho de que puedan asistir niños pequeños a la actividad es algo que destacan especialmente y que, sobre todo, agradecen muchas familias. «No tenemos límite de edad. Simplemente tienen que estar acompañados por un adulto y ni siquiera hace falta que el adulto pinte», detallan.
Es más, Pedro apunta que esa ´falsa´ imagen de que los niños puedan ser «más revoltosos» en este tipo de iniciativas que implica el trabajo con piezas delicadas son completamente irreales ya que, como han comprobado, «la parte de creatividad les absorbe y suelen quedarse centrados en su diseño, en su pintura y los padres muchas veces se sorprenden de que el niño estuviese dos horas y media aquí tranquilo, callado, pintando… desaparecido en su proyecto».
Otra de las principales ventajas es que se trata de una iniciativa muy económica. Y es que el precio de las piezas que puedes elegir es muy variado: desde los 9 euros de un imán hasta los 50 de una enorme hucha pasando por los 34 de una tetera o los 20 de un cuenco. Y es que como bien especifica Pedro, la mayoría de ellas, unas 70, «están por debajo de los 20 euros».
El objetivo, una vez más: llegar a todos los públicos y capacidades económicas de los grupos que deciden apuntarse. «Solamente pagas la pieza», explica Marta, señalando que la idea es que «no sea inalcanzable» para las distintas personas de un mismo grupo «que quieran venir juntas y pasarlo bien juntas. Queremos llegar a todos», aclara.
Con todo, lo económico del precio va más allá de la adquisición de la pieza ya que incluye un ´pack´ completo integrado, además, por una explicación técnica al inicio de las sesiones, el uso de material, herramientas, pintura, apoyo en sala y, por último, el proceso «que la gente no ve» y que es el esmaltado final de la pieza y la cocción. «Cubrir con ese brillo para asegurarnos la capacidad de uso alimenticio que tienen las piezas y poder usarse en el microondas, lavavajillas, etc…», explica Pedro. Y es que esta es otra gran baza del proyecto: que la pieza se pueda utilizar sin problema tras pintarla: «son objetos útiles como los que comprarías en cualquier tienda pero hecho por ti», detalla Marta.
Con todo, la técnica es libre y ellos ayudan y recomiendan a los clientes en todo lo que necesiten pero, como bien matiza Pedro, «no queremos influir en el proceso creativo de la persona. Queremos que la pieza sea suya y que diga ´esto lo hice yo´».
Y es que existen infinidad de posibilidades a la hora de pintar las piezas: desde la propia imaginación del cliente pasando por plantillas o calcos que se pueden hacer a través de fotografías en el móvil.
Sin embargo, también explican que existen personas que asisten con «miedo» de no saber qué hacer o «que dicen que no son hábiles en pintura» o que, incluso, como puntualiza Pedro, se piensan «que les vas a salir un churro». Es ante estos casos cuando les ofrecen todo su apoyo y experiencia y les dicen que «con unas líneas o unos puntos más o menos bien tirados ya lo tienen». «No hace falta hacer un Van Gogh. La cuestión es que lo ha hecho uno mismo y eso es lo que añade valor», razona.
Y en estos momentos es cuando, como detallan ambos hermanos, aparece una de las vivencias que más les gusta y que más les aporta de este trabajo: la «reacción de la gente cuando ven la pieza al recogerla».
Y es que una vez acabada la sesión, la parte del proceso de cocción la llevan a cabo ellos de forma privada. Así, se deja en el local y en dos o tres semanas estaría completamente lista para que los ´nuevos artistas´ pasen a buscarla. «Y es lo mejor», coinciden Pedro y Marta, que relatan que al pintar la pieza, los colores se secan «y tienen un tono muy pálido, pastel. Pero cuando pasan el proceso de cocción, ganan toda la vivacidad de los colores, los brillos, el acabado de la cerámica y se sorprenden muchísimo de lo bien que les quedó».
Para los dos, sin duda, este momento «recompensa el trabajo», asegura Pedro. «Es muy agradable y merece la pena», cuenta, señalando que eso -más allá de cifras o balances económicos o de asistencia- «es lo que da fuerza» para seguir en este trabajo. Y es que prefieren que la gente los felicite «por la originalidad» de la actividad, «por lo bien que se lo han pasado o por cómo han desconectado», detalla. Y añade: «Si la gente nos toma como una de sus elecciones, es fantástico».
´Team building´, cumpleaños o despedidas de solter@
Y es que más allá de una actividad «para desconectar», también ofrecen la posibilidad de reservar el local completamente y fuera del horario de apertura para eventos particulares como es el caso de ´team building´, cumpleaños o, incluso, de despedidas de solter@. «Se hace de forma extraordinaria pero, siempre a través del correo electrónico, se puede atender», explica Pedro.
Y es que abren de jueves a domingo, e incluso los festivos, pero están disponibles para poder atender todo tipo de celebraciones fuera del horario habitual. Las fechas para reservar se abren con 3 semanas de antelación y «se van agotando poco a poco».
Y aunque reconocen que tienen ´picos´ de afluencia en «horas punta», sobre todo los fines de semana, incluso se podría encontrar hueco sin reserva anticipada. «Si no tienes restricciones de horarios, es raro que no haya hueco», puntualiza Marta.
Y como en todos los casos de actividades de ocio, tienen épocas con mayor afluencia. En Semana Santa o en las horas previas o posteriores al almuerzo de los fines de semana son la mejor alternativa de «ocio divertido» y con «un ´chip´ tranquilo y agradable» para pasarlo en grupo o en solitario.