«El desafío que aquí lanzo es para que España dé cuerda a los zapatos para que no haya el riesgo de que lleguemos con una línea a la frontera y no tengamos nada del otro lado». Así de rotundo se manifestó el ministro de Infraestructuras de Portugal, Pedro Nuno Santos, sobre la futura conexión ferroviaria de alta velocidad prevista para conectar Vigo con Oporto y Lisboa.
El claro aviso muestra la preocupación lusa por la falta de avances de la salida sur de Vigo. La alerta se produjo el pasado viernes en la localidad fronteriza de Melgaço, escenario de la conferencia “Desafios da Cooperação Transfronteiriça & Conetividade e Acessibilidade Territorial: Qual posicionamiento d território do Alto Minho?».
Pedro Nuno Santos fue rotundo a la hora de destacar los avances que había realizado su Gobierno frente a los retrasos que existen en la parte española. «Tengo casi la certeza de que nosotros vamos a llegar a la frontera primero. Pero no queremos llegar primero a la frontera con un ferrocarril que puede circular a 300 kilómetros por hora y parar allí», señaló.
«Valença ganaría porque quedará a 50 minutos de Oporto y a poco más de dos horas de Lisboa. Si en el pasado la obsesión era la conexión entre Lisboa y Madrid, la obsesión de este Gobierno es unir Lisboa a Oporto y Oporto a Vigo», añadió.
Avances en la «raia seca»
El director general de Relaciones Exteriores y con la Unión Europea, Jesús Gamallo, participó en la clausura de la conferencia en la que también estaban presentes el vicepresidente de la Comissão de Coordenação e Desenvolvemento Regional del Norte (CCDR-Norte) y del presidente del Consejo Intermunicipal de la CIM Alto Minho. Demás, participaron ayuntamientos ourensanos a través de la Diputación Provincial de Ourense, y alcaldes de los ayuntamientos del norte de Portugal y de la raya «seca».
Gamallo expuso que «para la Xunta de Galicia la Cooperación de cercanías es una prioridad donde tenemos que asegurarnos de que la frontera no sea un coste, sino una oportunidad». En la conferencia también se analizó la Estrategia de Desarrollo del Alto Minho hasta 2030 como instrumento de planificación, en la que se definen los objetivos para este período, así como los medios para la utilización eficiente de los futuros fondos europeos.