La reciente aprobación de la ley de Memoria Democrática, que busca evitar el enaltecimiento del franquismo y erradicar sus símbolos, ha tenido impacto en Vigo, ciudad que aún alberga monumentos polémicos. La cruz de O Castro es uno de ellos y probablemente el más conocido. Después de que la nueva norma saliera adelante y el Gobierno de España llamara a declarar el 31 de octubre como un día dedicado a recordar a las víctimas del golpe de Estado de 1936 y de la dictadura, colectivos memorialistas han llevado a cabo una acción reivindicativa en este lugar.
Sobre la cruz se ha pintado el nombre de la ciudad junto a una esvástica tachada, queriendo erigir a Vigo como un municipio antifascista y, por tanto, democrático. Además, se ha teñido el monumento de rojo para simular el derramamiento de sangre que conllevó la dictadura de Franco. Igualmente, se han pegado varias placas del Ministerio de la Vivienda dedicadas la Falange Española para recordar que todavía quedan muchas por retirar en la urbe olívica.
Estos colectivos reclaman la demolición de la cruz y sostienen que la nueva ley de Memoria Democrática exige ese derribo. No obstante, lamentan el “doble juego” del PSOE, que por un lado aprueba normativas como ésta y por otro tiene alcaldes, como Abel Caballero, que se niegan a retirar símbolos franquistas. No solo eso, sino que “ha recurrido sentencias favorables a asociaciones memorialistas”.
Por ello, se preguntan si se va a “respetar” la nueva ley en Vigo. “Caballero puede quitar ese símbolo si quiere”, exponen estos colectivos, que piden seguir ejemplos como el de Barcelona, donde había cerca de 600 placas del antiguo Ministerio de la Vivienda y “las quitaron todas”. “Tener el yugo y las flechas por Vigo es como tener esvásticas en Alemania”, comparan.
Además, creen que el regidor vigués es uno de los principales exponentes de ese “doble juego”, con el que Caballero busca votos en el electorado de derechas.
Sin embargo, las asociaciones memorialistas consideran que el Concello de Vigo tiene ahora un “problemón” porque mantener la cruz de O Castro, que el propio dictador inauguró en 1961, puede significar un “incumplimiento” de la nueva ley, por mucho que a lo largo de la historia se hayan extraído del conjunto diferentes elementos con significación franquista.
En todo caso, reivindican el 31 de octubre como día para homenajear a las víctimas y para reclamar a las instituciones públicas que retiren aquellos monumentos que supongan un enaltecimiento de la dictadura que sufrió España entre 1939 y 1975.