Tal y como había avisado, el Concello de Vigo ha replanteado su propuesta inicial para que las rampas mecánicas atraviesen toda la Gran Vía entre las calles Urzaiz y Nicaragua. Tres de los seis tramos habían sido paralizados por la dirección xeral de Patrimonio, pero Abel Caballero quiere que el proyecto salga adelante y por ello se ha vuelto a presentar la iniciativa con “alguna reforma de poner más verde todavía y una mayor permeabilidad en el entorno”.
Tras completar la primera fase –entre María Berdiales y Venezuela-, el segundo turno le corresponderá a los dos tramos que discurren entre las calles Venezuela y Nicaragua. Se trata de 100 metros lineales y una superficie de 180 metros cuadrados que contará con más novedades con respecto a las cintas ya inauguradas.
En esta ocasión, el proyecto incluye la instalación de un suelo interactivo que suena a medida que se pasa sobre él y pavimento generador de energía. Esta cualidad se suma a su carácter anticontaminante -como sucede con los primeros tramos– que absorbe el CO2 gracias a un material denominado GeoSilex. Además, se volverá a llenar el bulevar de vegetación, con la inclusión de 155 árboles, que sustituirán a los actuales, y 900 arbustos y plantas. Entre los adornos también se contempla una escultura floral con forma de pez.
El proyecto constructivo ya está concluido y, según Caballero, la obra está “en condiciones de licitar, contratar y ejecutar”. Para ello harán falta 4,2 millones de euros y se volverá a recurrir a Europa para solicitar fondos comunitarios que sufraguen una parte importante de ese presupuesto, como ya ocurrió con la Fase I. El Concello no se olvida del tramo inicial de la Gran Vía, donde está situado el Monumento al Trabajo. Esa sería la Fase III y última.
El alcalde de Vigo se ha mostrado convencido de que esta vez los técnicos de Patrimonio darán su “visto bueno” a la reforma de la avenida tras los retoques introducidos. En todo caso, pidió que el informe que emitan se base en criterios “objetivos” y no “en términos de no me gusta”, en referencia a los colores de los arcos que cubren las rampas ya instaladas. Esos pórticos fueron calificados por Caballero como una “obra de arte”.