Buscar cómo resolver los problemas de movilidad de trabajadores transfronterizos, potenciar los intercambios culturales a ambos lados de la Raia o colaborar para impulsar la reactivación económica de la zona en la que opera son sólo algunas de las tareas “silenciosas” que lleva cabo diariamente la Agrupación Europea de Cooperación Territorial (AECT) Galicia-Norte de Portugal.
“Lo hacemos de forma muy discreta, rara vez salimos en los periódicos, pero hacemos ese trabajo silenciosa y constantemente”, cuenta Nuno Almeida, director de la Agrupación Europea de Cooperación Territorial de la Eurorregión Galicia–Norte de Portugal (GNP-AECT).
Almeida, al igual que los miles de trabajadores transfronterizos que cada día cruzan la ‘raia’, sabe bien que hay certezas que pueden derrumbarse en un santiamén, como demostró la pandemia cuando retrotrajo a 1986 a toda esta Eurorregión y la frontera, hasta la víspera perfectamente porosa, se convirtió de nuevo en un auténtico tapón.
“Aquello fue un problema de movilidad importante con consecuencias económicas, sociales y hasta familiares importantes”, recuerda Xosé Lago, subdirector de la institución, quien puntualiza que “las fronteras, nos guste o no, existen” y hay que “trabajar para suavizarlas”.
Eso es lo que hace la GNP-AECT, consciente de que en las últimas dos décadas se ha formado un complejo y nutrido panal de pymes interdependientes en este territorio que compiten entre sí, que también colaboran, pero que en todo caso necesitan facilidades para operar.
En la GNP-AECT tienen un aliado y un intermediario ante las administraciones de ambos países que, “celosos de su soberanía, tienen normas en muchos casos no estrictamente coincidentes, lo que ocasiona problemas y en algunos casos inconvenientes graves para el ciudadano”, afirma Lago.
Por ejemplo, media Almeida, existe un convenio de asistencia sanitaria en caso de urgencias; sin embargo la cosa se complica si eres portugués y quieres que te atiendan en España y no se trata de una emergencia.
“Nosotros estamos intentando sensibilizar al lado portugués de que tiene que tener una atención especial aquí. ¿Por qué? Porque Galicia es uno de los principales clientes de Portugal, no solo del norte, y sucede al contrario también”.
De lo que se trata, pues, es de cooperar, ya sea buscando y formulando propuestas de colaboración, ya sea preparando estudios, planes y proyectos comunes, promoviendo relaciones entre estructuras, agentes y entidades públicas y privadas o impulsando la creación de organismos de cooperación transfronteriza.
A nivel económico y empresarial, según Almeida, tres son los sectores en los que ahora mismo más estrecha es la colaboración: el forestal, el aeronáutico y el textil.
“Nosotros discretamente, desde nuestro lado, lo que hacemos es poner a los sectores empresariales en contacto. Por ejemplo, hace tres meses llevamos una delegación de empresas en Portugal ligadas a la aeronáutica a visitar el campus de As Rozas en Lugo, donde se lleva a cabo puntera investigación de tecnología aeronáutica y de drones; tal y como hicimos 20 años atrás con el sector de la automoción”, explica.
La Eurorregión, añade, es en sí misma una potencia maderera y es necesaria no sólo una cooperación entre empresas sino también legislaciones y burocracias que no ponga trabas sino que faciliten la acción de las compañías, y en ellos trabajan también.
“Luego tenemos el clúster del textil, que funciona bien, con cada uno en su especialidad, uno más en la producción y el otro en la distribución”, explica Almeida, quien señala que lo que a ellos corresponde es promover “pequeñas sinergias tecnológicas” o “encuentros con miembros del gobierno portugués y de Galicia” o “acercamientos de las gentes empresariales”.
El acercamiento es también cultural, con programas como Iacobus para intercambio de estadías de investigación entre investigadores y docentes de las universidades de la eurorregión y donde, según Lago, “los intercambios son fluidísimos”, como demuestra que en nueve convocatorias del programa se hayan promovido más de 1.200 estadías de investigación científica.
Otro programa, el Nortear, promociona y divulga el patrimonio cultural y la actividad literaria y artística en la Eurorregión más allá de los cuatro puntos comunes para que las culturas de ambos lados, o al menos quienes las disfrutan, se acaben de hibridar.
Almeida pone de ejemplo el Xacobeo y subraya que la GNP-AECT está promoviendo el Camino de Santiago en el contexto de este doble año santo, que se acaba de certificar el Casio de la Costa y que se está en vías de certificar cuatro itinerarios más.
Son sólo unos pocos ejemplos del trabajo “silencioso” que hace esta entidad, que cuenta con seis trabajadores e impulsa hermanamientos entre municipios y cámaras, no necesariamente fronterizos, como Vilagarcía y Matosinhos, de ambos países pero de la misma Eurorregión.
Esa complicidad, tal vez, se vea en un futuro no muy lejano notablemente estrechada si se consigue una conexión por ferrocarril entre ambos países del siglo XXI, cuestión en las que tanto Almeida como Lago ven avances importantes.
En todo caso, y aunque el ferrocarril monopoliza últimamente cada conversación en la que aparezcan las palabras Galicia y Portugal, ese no es el negociado de GNP-AECT, sino trabajar para hacer más fácil la vida de empresas y ciudadanos de la Eurerregión.
“Vemos que esta integración funciona perfectamente, y creo que a lo mejor lo que falta son más acciones de este estilo”, cierra Lago, convencido de que avanzan callados por el camino correcto.