No es infrecuente que los viajeros de los barcos de pasaje que surcan las Rías Baixas tengan la suerte de cruzarse con arroaces, lo que siempre alegra la travesía. Menos común, aunque no imposible, es cruzarse con ballenas, algunas de las cuales son residentes en las rías gallegas. Eso fue lo que le sucedió el pasado lunes a los viajeros de un barco de pasaje de la naviera Mar de Ons, los cuales pudieron divisar una ballena al doblar la Costa da Vela, en Cangas do Morrazo.
Lo que vieron, concretamente, fue una rorcual aliblanco, especie de menor tamaño que el rorcual común y azul, que está presente casi todo el año en las aguas gallegas, según ha explicado a Vigoé Bruno Díaz Lopez, biólogo director del ‘Bottlenose Dolphin Research Institute’ (BDRI), un centro educativo y de investigación dedicado a la comprensión y conservación de los cetáceos y el entorno marino en el que viven, con sede en O Grove.
Este doctor en ecología y especialista en mamíferos marinos explica que en esta época del año el rorcual común es la especie más abundante en las rías de Vigo y Pontevedra, y que normalmente se encuentran a espaldas de las Islas Cíes y de las Islas Ons.
«Hace un par de semanas regresaron, como cada verano», afirma Díaz López, quien lleva confirmando cada verano desde 2017 las vistas de esta ballena común, así como de ballenas azules, dos especies que viajan hasta nuestras rías desde aguas del sur, desde Mauritania o Las Azores en busca de plancton.
«Así que es totalmente normal. Hace un par de semanas que las vemos e irán a más», afirma antes de subrayar que se trata de los animales más grandes del mundo, ballenas que pueden alcanzar 25 o 26 metros de largo y hasta 40 toneladas de peso.
Mantenerse lejos
«Ellas están a lo suyo, alimentándose, pero es importante cuando uno navega, sobre cuando cuando uno navega a motor a grandes velocidades, extremar la cautela porque si salen de forma inesperada y se produce una colisión ambas partes pueden resultar muy dañadas», afirma.
Es por ello que recuerda una norma que no mucha gente conoce, un Decreto Ley del año 2007 que prohíbe a las embarcaciones acercarse a menos de 200 metros de estos animales para así garantizar la seguridad de ambos.
«No hemos tenido percances pero invitamos a los navegantes a otear y estar atentos porque el animal puede no darse cuenta de la llegada de la embarcación, Hay que otear y si hay ballenas, frenar«, advierte.
Esa precaución hay que mantenerla con todo tipo de ballenas, también con las orcas, que en los últimos veranos han ocupado muchas páginas en los periódicos por sus encontronazos con diferentes embarcaciones de recreo.
«Las orcas pasaron hace tres semanas, hubo avistamientos, pero ahora están en el Golfo de Vizcaya», explica Díaz López, quien señala que esta especie atraviesa las rías gallegas persiguiendo a los atunes en su ruta hacia el norte.
No se descartan, pues, más avistamientos de ballenas comunes o ballenas azules, que normalmente son jóvenes, todavía no enteramente desarrolladas, pero sí lo suficientemente grandes para que un encontronazo no buscado con ellas pueda acabar en tragedia, convirtiendo el momenot feliz que supone para cualquier observador atento un avistamiento en un suceso indeseado.