El año 2012, la Asamblea General de las Naciones Unidas promovió mediante un decreto el día 21 de marzo como el Día Mundial del Síndrome de Down. Con ello se trata de concienciar a la sociedad sobre el trastorno cromosómico que caracteriza a las personas que tienen un cromosoma de más, el número 21, y que les afecta en mayor o menor medida a su capacidad intelectual, pero que de ningún modo tiene que ver con ninguna enfermedad. La elección de esta fecha del 21 del 3 (día 21 de marzo), no es algo baladí, puesto que simboliza este proceso de división genética que se denomina Trisomía 21.
En la actualidad se intenta integrar en la sociedad a las personas con Síndrome de Down y no es nada extraño encontrarlas realizando trabajos de todo tipo, desde cajeras y cajeros de supermercado, reponedores, trabajadoras y trabajadores del sector hostelero, e incluso profesionales universitarios, todo depende del grado de profundidad con que les afecte el síndrome.
Andrés Gallego Riveiro es un niño de Vigo de siete años que está afectado por el Síndrome de Down. Su familia no lo supo hasta el momento de su nacimiento, lo que ahora llaman ‘bebé sorpresa’, porque los médicos estimaron que, en su caso, a la madre no era necesario hacerle las pruebas correspondientes para la detección precoz del síndrome.
La madre se llama Mercedes Riveiro Rodríguez y, casualmente, tiene los mismos apellidos que el abuelo materno. Le viven sus cuatro abuelos, tanto los maternos, María José y José Luis, como los paternos, Margarita e Hipólito. Andrés tiene devoción por su padre, Alberto Gallego Pitart, y por Alba, su hermana, de once años, que es muy buena estudiante y una gran deportista que destaca en baloncesto. Ella es la intérprete cuando alguien no entiende lo que él dice. Además, también lo motiva muchísimo con su propio ejemplo.
Andrés está totalmente estimulado desde su primer día de vida y es muy querido por todos sus familiares y amigos, que lo conocen popularmente como Súper Andrés. Le gusta mucho jugar al fútbol y al baloncesto y también le gusta andar en bicicleta. Es un niño muy activo y participativo y le gusta todo lo relacionado con el movimiento, además de participar en teatro. En verano acostumbra a ir con su familia al camping de Praia América donde se relaciona con las demás niñas y niños, tanto de su edad como mayores que él.
Estudia en al CEIP Párroco Don Camilo, en San Andres Comesaña. Cursa primero de Primaria, que le corresponde con su edad, y va muy bien en los estudios. Según su abuelo José Luis, es un niño muy sociable y tiene muy buena relación con los compañeros de colegio y con todos sus amigos; enseguida hace migas con cualquiera. En la familia están muy contentos con la labor que desarrolla el colegio, donde lo conoce todo el mundo porque es un centro pequeño en el que lleva desde los tres años y está totalmente integrado.
La familia es optimista en cuanto a su futuro. Como en todos los casos de las personas con Síndrome de Down, la meta es que el día de mañana sea una persona independiente y que se valga por sí mismo, como otros casos que se encuentran totalmente integrados en la sociedad. Un ejemplo es Pablo Pineda Ferrer, que es actor, escritor, presentador, conferenciante y maestro, demostrando que algunas personas con Síndrome de Down pueden tener mayor evolución intelectual que otras personas que se consideran normales.
Cuenta su abuelo José Luis que sobre el Síndrome de Down existen varios mitos. Se considera que las personas con este síndrome son todas muy cariñosas. Sin embargo, en realidad son personas iguales que cualquier otra, unas son muy cariñosas y otras menos, algunas están todo el rato dando abrazos y otras no. Unas son más avispadas y otras menos avispadas, desmitifica José Luis Riveiro.
Cuando nació Andrés lo tuvieron una semana en observación y luego, cuando lo enviaron para casa, empezaron con atención temprana que corrió a cargo de Lorena, de la que tienen un recuerdo inolvidable por su implicación y su valía, de la Asociación Down Vigo. También empezaron enseguida con la estimulación de un fisioterapeuta en el Hospital Cunqueiro, de Vigo, llamado Óscar, con el que dicen que también tuvieron mucha suerte por su profesionalidad.
En España se estima que existen más de 30.000 personas con Síndrome de Down, pero todavía queda un largo trayecto hasta la total integración. Existen asociaciones e iniciativas, sin embargo, la mayoría son privadas. Precisamente, en el número 35 de la Rúa Venezuela, de Vigo, dos madres que tienen hijos con Síndrome de Down montaron una cafetería en el año 2022 con la intención de facilitar su integración. Se llama Diversum Concept Café y está atendida en su totalidad por personal con el mismo síndrome. En Instagram se puede encontrar bajo el nombre de ‘diversumvigo’.
Uno de los problemas con los que se encuentran las familias de las personas afectadas por el Síndrome de Down es la falta de ayudas de todo tipo. La única ayuda que tiene Andrés es una paga de la Xunta de Galicia de algo más de doscientos euros, una ayuda pequeña y que siempre está en el aire porque, según las palabras de su abuelo materno, “igual mañana mismo llega una inspección y si lo ven un poco espabilado pueden rebajarle la ayuda a la mitad en vez de estimular su desarrollo dándole un poquito más”. Añade que la Asociación Down Vigo, a la que acude, está subvencionada y hay que pagar unos noventa euros, pero la asistencia privada hay que pagarla y son 25 o 30 euros por sesión, que son dos a la semana y no todo el mundo puede asumirlo.
El abuelo también cuenta que Andrés va los viernes a la piscina, y que también hay que pagarla. Los martes va a entrenar con el Celta Integra, dependiente del Real Club Celta de Vigo, que es una importante aportación del club porque favorece la integración de las personas con algún grado de discapacidad. Mediante el pago de una cuota mensual Andrés entrena en las instalaciones que tiene el club en A Madroa durante hora y media. Y hace hincapié en que los entrenadores del Celta Integra son gente maravillosa y que Andrés va contentísimo porque tratan a las niñas y a los niños de fábula y que el Celta hace una gran labor en favor de la integración. De cualquier modo, todas las actividades que desarrolla Andrés hay que pagarlas porque, estén subvencionadas o no, tienen un coste, y no todo el mundo puede asumirlo.
Insiste que uno de los problemas que genera el Síndrome de Down son los costes de las actividades, puesto que no existen ayudas suficientes. En Vigo existe el centro Down Vigo, que pertenece a la asociación Down España, que engloba más de ochenta asociaciones en todo el territorio nacional y que forma parte, también, de Down Galicia, que, a su vez, engloba las siete entidades existentes en Galicia: A Coruña, Ferrol, Lugo, Santiago de Compostela, Ourense, Pontevedra y Vigo.
El centro Down Vigo, está ubicado en el bajo del número 48 de la Rúa Portela, en la zona de Rivera Atienza, y cubre toda el área metropolitana. A este centro asisten personas de otras localidades tan alejadas como Tomiño, Tui, Salceda o A Garda. También existen otras asociaciones como, por ejemplo, Aspanaex, que cubre casos de parálisis cerebral, autismo, etc., sin embargo, Down Vigo es mucho más específica, informa José Luis Riveiro.
Para las familias afectadas, solamente los desplazamientos conllevan gastos que no todo el mundo puede asumir y que son necesarios para realizar las terapias y las actividades indispensables para la estimulación y para favorecer la integración de las personas afectadas por este síndrome.
Según cuenta el abuelo de Andrés, Zona Franca de Vigo va a reformar un local en la Rúa Real para albergar la asociación y esto será previsiblemente una realidad a finales de 2024 o en 2025. De momento, añade José Luis Riveiro, el Concello de Vigo y la Deputación de Pontevedra no están aportando ningún tipo de ayuda, solamente existe la ayuda por discapacidad que da la Xunta de Galicia.
La familia de Andrés está totalmente volcada con su educación, estimulándolo en todo momento y fomentando su participación en deportes y actividades, lo cual constituye un gran sacrificio económico y de dedicación. Su popularidad ha crecido tanto que ya trasciende el núcleo familiar y todo el mundo lo conoce como Súper Andrés, incluso tiene una página propia en Instagram: Superandres Tx21, además de participar como modelo para las marcas de moda infantil La Martinica y Paz Rodríguez. Sin duda, existe futuro para la integración de las personas con Síndrome de Down, pero precisan ayudas de las instituciones públicas.