Hace 16 meses que una familia de Vigo residente en el número 33 de la calle San Francisco no duerme tranquila. Fue la madrugada del 26 de octubre de 2023, en pleno temporal con fuertes lluvias, cuando se les vino encima una colada de tierras del talud existente próximo a su fachada posterior -en el ámbito de Barrio do Cura- y que se derrumbó literalmente sobre las galerías y cristales del primer y segundo piso del inmueble.
En ese momento, los Bomberos de Vigo decidieron el desalojo de la familia: una mujer de 45 años que vive en el segundo piso, junto a su hermana, de 41, y la hija de esta última, que ahora tiene 4 años, y que residen en el primero.
El edificio es propiedad de sus padres y abuelos, vecinos del ‘Berbés’ que vivieron en la zona «toda su vida». Y ahora ellas lo han heredado haciéndolo su propio hogar. En aquella ocasión tuvieron que abandonarlo durante tres meses porque la ocasión lo requería y hasta que las autoridades no consideraron que era seguro volver, no lo hicieron.
Sin embargo, desde ese momento, Teresa Barreiro, la mayor de las hermanas, comenzó un ‘periplo’ administrativo para que el Concello de Vigo y Barrio do Cura Desarrollo SLU, se hiciesen cargo de la seguridad y apuntalamiento del talud porque, como explica a VIGOÉ, «siguen trabajando ahí arriba y nadie me asegura que ese talud sea estable», señala, en clara relación a las obras y al movimiento de tierras que está en plena ejecución en el ámbito donde se levantará el ‘macro’ complejo residencial de lujo.
Y es que esta es una de las mayores preocupaciones de Teresa. Más allá del nuevo edificio ‘Ardora’ que se está ejecutando, su intranquilidad llega porque las actuaciones y medidas correctivas que desde Barrio do Cura llegaron a realizar en la parcela durante los meses de noviembre y diciembre posteriores al derrumbe, «ahora se las han cargado».
A ello, además, hay que sumarle el hecho de que, a día de hoy, residen en su domicilio pero «con vegetación y maleza invadiendo» las ventanas y galerías de la parte posterior del edificio, y sin poder acceder todavía a su patio trasero, que se encuentra lleno de lodo, suciedad y humedad, con el consiguiente «estado de insalubridad» que ello genera y presencia de ratas, hormigas y malos olores incluido, como ha denunciado a través de los escritos dirigidos a Urbanismo e, incluso, al departamento de Sanidad municipal, que llegó a multar a la promotora.
Requerimientos municipales
Con todo, tras una orden de Urbanismo de Vigo y habida cuenta de un informe del técnico municipal que supervisó la zona en el momento del derrumbe, el Concello ordenó a Barrio do Cura Desarrollo SLU a que «adoptasen medidas urgentes de seguridad, necesarias para mantener las condiciones de seguridad del talud y garantizar su estabilidad».
Lo hicieron en un primer momento pero con acciones que a ojos de Teresa Barreiro -avalada por un informe técnico firmado por una ingeniera de Minas- son claramente insuficientes teniendo en cuenta, ahora mismo, que las obras ya ejecutadas en el terreno alteraron claramente su funcionalidad última.
Además, en el mes de abril, Ubanismo llega a advertir a Barrio do Cura de que, tras garantizar la «seguridad inmediata» con dichas medidas de seguridad, tras ello se «deberían ejecutar obras de estabilización definitiva del talud» así como los trabajos complementarios que «fuesen necesarios en los terrenos superiores» de la parcela de Barrio do Cura con el fin de «alcanzar las debidas condiciones de seguridad con las soluciones que técnicamente fueran más acertadas» en función de las condiciones del terreno (muro de contención, gunitados, bulones…).
Y esto es lo que preocupa a esta familia viguesa: «Lo que me habían dicho de estate tranquila porque estamos haciendo estas medidas previas, se las han cargado con la obra. Ahora no hay nada, todo lo que cae viene para abajo… Oyes como cae la lluvia y piensas que se te viene todo abajo de nuevo», cuenta con angustia.
«Que actúe el Concello o Barrio do Cura pero que actúe alguien»
Es más, una de sus últimas comunicaciones dirigidas al Concello de Vigo vino precisamente por la alerta naranja de principios del mes de enero, porque su desasosiego e inseguridad era máximo ante el temporal y las fuertes lluvias que cayeron esos días.
«Mi preocupación es máxima en estos momentos, puesto que las medidas adoptadas a corto plazo para garantizar que no vuelva a deteriorarse la cabeza del talud ni que vuelva a caer otra colada de barro hacia nuestra vivienda han sido destruidas con las obras que está ejecutando Barrio do Cura en la proximidad de mi parcela, donde en estos momentos hay miles de metros cúbicos de tierra acumulada y no consolidada», reza el texto que presentó ante Urbanismo el pasado 8 de enero, en plena borrasca con lluvias caídas en Vigo que llegaron a acumulados de 32,2 l/m2.
De hecho, asegura que esas medidas realizadas a corto plazo -como bien se expone en el expediente municipal abierto en Urbanismo y que se le requirieron a la propiedad en varias ocasiones- no garantizan la estabilidad del terreno. «Tengo un informe de una ingeniera de Minas donde me demuestra que nadie me está diciendo que ese talud es estable. Ellos se basan en suposiciones y primero me decían una cosa y luego otra pero es que nunca me han dicho que ese talud sea estable», subraya, reclamando que es lo único que quiere.
«Que actúe el Concello o Barrio do Cura pero que actúe alguien porque siguen con las obras y eso va a quedar ahí», clama. Es más, pone el foco en el momento «oportuno» que se está llevando a cabo ahora mismo en la parcela con el movimiento de tierras y antes de comenzar con las cimentaciones del edificio ‘Ardora’. «De otro modo entendemos que estarán cerrando el paso para futuras actuaciones», explica.
Es por ello por lo que piden al Ayuntamiento que, tras vencer todos los plazos posibles, «ejecute subsidiariamente las medidas adoptadas de forma urgente» y dictadas por Urbanismo tras el corrimiento de tierras de hace 16 meses.
Barrio do Cura alega que está fuera de su ámbito
Pero a mayores, otro problema con el que se enfrentan ahora mismo Teresa y su familia es con el hecho de que Barrio do Cura llegó a interponer un recurso de reposición señalando que no eran los propietarios del talud del que se desplomó el corrimiento de tierras y que provocó el derrumbe contra los inmuebles de los números 31, 33 y 35 de la calle San Francisco.
Urbanismo de Vigo dictó en abril del pasado año una resolución por la que se ordenaba a la promotora a «revisar y adoptar» nuevas medidas urgentes de seguridad tendentes a «garantizar la estabilidad del talud» y en la que, además, se especificaba concretamente -entre otras- que se tenía que llevar a cabo «la retirada de tierra caída» y que «continuaba acumulada» en el patio posterior del número 33 así como la «realización de los trabajos necesarios» para poder autorizar el acceso y el uso del patio.
Sin embargo, hubo un giro en la actitud de la promotora, quien presentó alegaciones ante esta orden de Urbanismo comunicando que «el talud de referencia no es propiedad de su representada», por lo que, en consecuencia, «no puede realizar ninguna actuación sobre el mismo».
Alegaciones que el Concello desestimó porque, como bien reza el informe municipal al respecto, y a pesar de que la administración local «no puede resolver» cuestiones sobre los «límites concretos de los predios», sí entiende que la promotora «ya realizó medidas de seguridad dentro de la parcela y mismo en el talud sin entrar a discutir su titularidad», por lo que concluyen que «lo apropiado» es que quien adoptó esas acciones «sea el responsable de su revisión y, de ser el caso, ampliación cuando la seguridad se vea comprometida, sin prejuicio de las reclamaciones que por la vía civil puedan ser oportunas».
Con todo, esta postura de Barrio do Cura es algo que no entiende Teresa Barreiro, quien detalla que, tanto por escrituras como por referencias catastrales, el talud no pertenece a su propiedad. «Tengo un muro en el patio, abajo y hasta la altura del primero, pero no hasta el tercero, que es donde está el talud», matiza, especificando además que, lleva toda su vida viviendo en el edificio y que recuerda a sus vecinos «de arriba limpiar ese talud». Incluso, apunta que antes del derrumbe, Barrio do Cura como Gestilar «han venido a limpiar».
Pero para más inri, Urbanismo constata en su informe que «parte del talud sí está incluido dentro del ámbito», señalando en concreto las parcelas origen números 3, 5 y 6 y de la resultante EQ-1.
Y añade que las obras iniciadas de derribo, contención, excavación y estructura del edificio residencial BC-R04 -el referente al inmueble ‘Ardora’- se emplaza a una distancia de la cabeza del talud «que va de los 6 a los 10 metros» por lo que, subraya el escrito, «tanto estas obras como las que se inicien con la urbanización son susceptibles de producir vibraciones», apuntando así que «se aumenta el riesgo de posibles desprendimientos» cuando «se estén ejecutando obras en las proximidades del talud» y teniendo en cuenta, además, la afectación que podría tener por las épocas de mayores lluvias.
Aún así, a Barrio do Cura Desarrollo SLU no le ha servido esta orden de Urbanismo -dictada el pasado mes de septiembre- para que actúe «de forma inmediata», siendo su respuesta la presentación de un recurso de reposición el pasado mes de octubre alegando que «no es propietaria de los terrenos sobre los que se ha dictado la orden de adopción de medidas urgentes de seguridad y de reiteración de orden de ejecución de obras» y solicitando, a mayores, que se «anule» la exigencia manifestada por el departamento urbanístico del Concello de Vigo.
Además, ponen el foco en los propietarios de los edificios de los números 31, 33 y 35 de la calle San Francisco ya que, según argumentan esgrimiendo las fichas del Pepri Casco Vello, «se incluye este talud como parte integrante de cada una de estas parcelas», apuntando a sus dueños y a que sean ellos los que ejecuten las medidas de seguridad ordenadas por Urbanismo.
Ante esto, la familia de Teresa se encuentra en medio de los trámites de una administración y un ‘gigante’ urbanístico donde nadie dirime quién tiene la responsabilidad. Pero ya avisa de que no se quedarán paradas porque, lo que tiene claro, es que su familia sí que no puede actuar habida cuenta, para empezar, de que no les dejan acceder a su patio posterior.
Con todo, urge al Concello a que actúe de forma subsidiaria y clama desesperada porque, como bien apunta, «si están haciendo estas obras, que les obliguen primero a asegurar el talud y luego seguir para adelante«, considera.
Y sigue: «Van a ejecutar el muro de contención del límite de Barrio do Cura y se va a quedar eso ahí con una vegetación que nadie va a poder entrar el día de mañana. No sé quién lo va a mantener o quién nos va a asegurar que eso no se nos venga encima», concluyó.