La noche del 8 de febrero, lo que debía ser un tranquilo regreso a Pontevedra para David Valqui y su familia, tras visitar a su madre en Vigo, se convirtió en una experiencia estremecedora. Mientras atravesaban el viaducto de la Rúa Coutadas, que cruza la AP-9, su coche fue atacado por una «lluvia de piedras».
«Casi pierdo el control del vehículo y sufrimos un accidente», relata Valqui, todavía impactado por el suceso. Tras detener el coche unos metros más adelante, volvió a escuchar el impacto de nuevas piedras. «Parecía que intentaban amedrentarnos para que nos marcháramos rápidamente», añade.
David no estaba solo. Su esposa y sus dos hijos, una niña de 8 años y un niño de 2, lo acompañaban. Los daños en el coche fueron catastróficos: el parabrisas destrozado y una carrocería marcada por las piedras. Pero el daño emocional fue aún más profundo. «Tres días después del suceso, mi hija se despertaba llorando por las noches, soñando con las piedras», confiesa.
Desamparo total
Aunque Audasa, concesionaria de la AP-9, envió personal al lugar y avisó a las autoridades, tras lo ocurrido ha dejado a David en una posición de absoluta indefensión. En un correo enviado a Valqui, la empresa lamenta el incidente pero argumenta que el acto vandálico ocurrió fuera de su infraestructura, eximiéndose de cualquier responsabilidad.
A esta negativa se suma la postura de su aseguradora, que desestimó la cobertura de los daños, alegando que no están contemplados en su póliza básica. El coste de las reparaciones asciende a más de 2.000 euros, una cifra que David no pudo afrontar en ese momento. El vehículo, que había adquirido apenas dos meses antes por 3.000 euros, se convirtió en un gasto imposible de cubrir.
El incidente no solo dañó el coche de Valqui, también truncó su vida laboral. David trabajaba en una industria alimentaria en O Porriño, a la que no pudo seguir desplazándose desde Pontevedra sin su vehículo. «Perdí mi empleo por no tener cómo llegar al trabajo. Este incidente ha afectado profundamente a mi familia», lamenta.
Desesperado, David lanzó una campaña en GoFundMe para intentar cubrir una parte del coste de las reparaciones. Gracias a sus propios ahorros y a los 450 euros recaudados, logró arreglar el coche. Sin embargo, el daño ya estaba hecho, y el esfuerzo económico ha dejado a la familia en una situación precaria.
Una investigación abierta
La Policía Nacional de Vigo investiga lo ocurrido. Este ataque no es un caso aislado. Otros conductores también reportaron haber sido víctimas de actos vandálicos similares en los accesos y salidas de la AP-9 en Vigo, especialmente en el entorno de Vialia y el barrio de Teis. Según fuentes policiales, los responsables aprovechan la oscuridad y la tranquilidad de las pasarelas peatonales para lanzar piedras sobre los vehículos en movimiento.
David, visiblemente afectado, reclama más medidas de seguridad en la autopista. Propone la instalación de cámaras de vigilancia en puntos estratégicos, como los pasos elevados. «Esto pudo haber sido fatal. No quiero que otra familia pase por lo mismo», enfatiza.
El caso de David Valqui y su familia pone de manifiesto un problema que va más allá de un simple acto vandálico: la falta de mecanismos de seguridad en la AP-9 y la desprotección de los usuarios frente a incidentes de este tipo. Mientras la investigación sigue su curso, la vida de esta familia ha quedado marcada por un suceso que, como señala David, pudo haber tenido consecuencias mucho más graves.