Este montaje totalmente descuidado oculta una parte de la muralla de la ciudad de Vigo. Está situada en un extremo de la Rúa Laxe y, en su momento, permitía ver los restos históricos a través de una lámina transparente. Con el paso del tiempo fueron creciendo las hierbas entre las piedras y a su alrededor y, en vez de limpiarlas, terminaron tapándolo todo; una solución realmente contundente y también absurda.
La información que se muestra ahora tampoco resulta atractiva para los forasteros, que pasan de largo en su inmensa mayoría. En la fotografía puede observarse cómo la humedad va penetrando por los bordes del cartel.
Teniendo en cuenta la evolución que ha llevado hasta ahora el monumento —si así puede llamarse—, no es de extrañar que cuando la humedad avance un poco más acaben retirando todo el conjunto, algo así como aquello de “muerto el perro se acabó la rabia”.