Ya es Navidad en Vigo y, según el alcalde, también en el resto del Planeta y mucho más allá, incluida la Estación Espacial Internacional. La reunión entre los vigueses y el alcalde que convirtió la Navidad en el sello de identidad de la ciudad se ha celebrado el sábado 20 de noviembre con el entusiasmo esperado después de un año empañado por la contención de la pandemia.
A las 20:30 horas en punto un Abel Caballero exultante exclamó ante la multitud y dio por comenzada la Navidad. El acto emblemático del encendido de luces simboliza el inicio de una festividad de atractivo turístico nacional y cumplió su promesa: iluminar las sonrisas de las miles de personas que acudieron a las vías principales de la ciudad ávidas de ilusión.
Tras tener un recuerdo a las víctimas de la pandemia, apostó por la cautela, prudencia e eficacia en contra del coronavirus. «Gracias Vigo por vuestro comportamiento», aseguró Caballero antes de desvelar que sería Susana Rodríguez Gacio, medallista paraolímpica y Medalla de la Ciudad, la encargada de pulsar el botón del encendido.
Estación Espacial
Sonó, como no, el Merry Christmas de John Lennon, pero en esta ocasión el alcalde se empeñó en destacar que la Navidad viguesa ya había trascendido a la Tierra y era visibles desde la Estación Espacial.
Alrededor del árbol de Policarpo Sanz, que otrora se convertía en una suerte de evento multitudinario, este año concentró a un aforo limitado a 3.500 personas, más que el año pasado, cuando se limitó al mínimo por la pandemia.
350 calles engalanadas
El Concello compensó las restricciones con el alumbrado más ambicioso de la historia. El despliegue de 11 millones de luces LED resultó ser un espectáculo extraordinario en las 350 calles engalanadas con 2.700 arcos de luz y 465 árboles naturales iluminados. La ciudad, amaneció bañada en nieve artificial que rodeaba los iconos repartidos por los rincones más concurridos de la ciudad.
El cierre del evento no fue sino la apertura de una noche abarrotada de una euforia que se celebró hasta bien entrada la madrugada para el alivio de los castigados hosteleros, que depositan sus esperanzas en las fechas venideras.