La Gran Vía de Vigo ya cuenta con su nuevo sistema de movilidad. Con esas rampas mecánicas que el Concello ha instalado en el bulevar de la principal arteria de la ciudad. Aquellas personas que lo deseen podrán salvar la enorme pendiente de la avenida entre los cruces de las calles María Berdiales y Venezuela. Es el primer paso que quiere dar Abel Caballero para introducir estas cintas transportadoras entre Urzaiz y la Praza de América.
En medio de una importante expectación mediática, el alcalde de Vigo inauguró la reforma de este tramo de la Gran Vía acompañado de su equipo de gobierno y del delegado de la Zona Franca de Vigo, David Regades. El esperado momento llegó casi 17 meses después de que se empezaran las obras, condicionadas por un parón navideño y por la pandemia. El regidor vigués no pudo ocultar su “entusiasmo”.
“Esto supera lo que preveíamos. Ya sabíamos que iba a ser excepcional pero esto supera nuestras previsiones”, declaró tras ser el primero en pisar estas nuevas rampas en un acto que contó con la actuación de un pianista. Tras él, algunos ciudadanos se atrevieron también a probar las cintas para subir la Gran Vía sin esfuerzos. Su horario de funcionamiento será el mismo que el de los ascensores: de domingo a jueves, de 07.00 a 23.00 horas; los viernes y los sábados, de 07.00 a 24.00 horas.
Cabe recordar que, en cualquier caso, sigue disponible la alternativa clásica, la de subir a pie por la acera y además hacerlo a cubierto de la lluvia y rodeado de vegetación. También apreciando los adornos escultóricos instalados, tomándose un respiro en los bancos disponibles o parándose a ver la pantalla LED gigante que se ha colocado.
Todo ello a lo largo de 210 metros de bulevar, donde se han ubicado 207 árboles, 710 arbustos de interior y numerosas plantas de temporada. Lo que ha desaparecido son los paneles solares que se colocaron durante las obras a modo de prueba.
Esta reforma, que costó 5,1 millones de euros y contó con fondos europeos, ha sido objeto de críticas por su estética y por actuar sobre un bulevar histórico. Por otro lado, también ha tenido defensores que piensan que acabará calando en la ciudadanía, que tiene ahora la posibilidad de acercarse a ver el resultado, probarlo y juzgar con conocimiento de causa.