El Casco Vello se convirtió en un gran teatro al aire libre y los personajes históricos fueron encarnados de nuevo por los miembros de la Asociación de Vecinos. Año tras año la escenificación mejora, se depura, y los pequeños detalles también se cuidan.
El músico ciego Casimiro (Tino Baz) abrió con su zanfoña la narración de la representación teatral. La implicación en el acto estelar de la Reconquista viguesa aumenta exponencialmente en cada edición y el recinto vallado ya se queda pequeño para acoger a los cientos de participantes. Mayores y pequeños ataviados de época se involucraron en la actuación y protagonizaron las primeras escaramuzas con las tropas de José Bonaparte. No podía faltar entre el gentío el alcalde Abel Caballero y un buen número de concejales.
La entrada de Chalot (Edi Domínguez), al mando de las tropas francesas, fue el pistoletazo de salida. «¡Fuera gabachos! ¡Que no quede uno!¡Defensa, defensa!», gritaron los vigueses. En la Porta do Sol se representó la entrega de la ciudad, la muerte de tres vigueses a tiros en una taberna y el encarcelamiento de la viguesa Aurora.
Carolo cae en Gamboa
El alcalde Vázquez Varela (Henrique Macías) llamó a la defensa de la villa y la milicia de Vigo descendió por la calle Carral hasta llegar a la Porta da Gamboa. Cachamuíña y el teniente portugués Almeida dirigieron a los voluntarios llegados desde Valladares, Mos y Pontesampaio. «Vecinos de Valladares, Bouzas, Alcabre, Coruxo, Saiáns, Matamá, Val do Fragoso, Beade, Candeán, Bembrive, Lavadores, de Sárdoma, da Salgueira, Teis, y Casco Vello. Adelante», gritó enfervorizado el marinero Carolo.
Hacha en mano, Carolo cayó herido, pero ya nadie podía parar a los vigueses. Las tropas de Napoleón retrocedieron hasta el puerto, donde huyeron de nuevo por mar. ¡Viva Vigo!¡Fuera los franceses! (excepto PSA). Hasta el año que viene, cuando la historia se repita y la ciudad dé un paso más en su lento pero imparable proceso de identificación.