Las escenas vividas hace muy pocos días se repitieron este fin de semana en Vigo, pero esta vez sin lluvia ni temporales. Accesos a la ciudad colapsados durante horas, calles rebosantes de una ingente cantidad de personas que se extendían desde García Barbón a la Porta do Sol y desde Colón a Areal, pero también invadiendo el Casco Vello, la calle Progreso o Rosalía de Castro; los aparcamientos a rebosar y con el cartel de completo desde primera hora de la tarde; los hoteles sin una plaza de hotel y los restaurantes sin mesas suficientes para atender a toda la demanda generada.
El primer fin de semana del Nadal de Vigo, el del pasado 1 de diciembre, el Concello cuantificó en 45.000 las personas que habían pasado por la Bola de Nadal de A Farola. La semana siguiente, durante la Constitución, la cifra ofrecida por el alcalde llegó hasta los 700.000, por lo que el balance que probablemente ofrecerá este lunes Abel Caballero puede ser un récord absoluto en la ciudad.
El propio Caballero se dejó ver por las calles más céntricas de la ciudad y no paró ni un minuto de fotografiarse con los visitantes, además de recibir a visitantes de otras ciudades o dedicar unas palabras a los moteros que participaron en la Papanoelada.
La cola para poder subirse a la noria, uno de los grandes atractivos de este año, se prolongó de nuevo cientos de metros con esperas de hora y media. Las novedades del fin de semana llegaron con la puesta en funcionamiento del tren turístico, que realiza dos recorridos por las principales calles.