Los armadores de los cinco buques de Gran Sol de la Cooperativa del Mar San Miguel de Marín tenían desde el inicio de la crisis sanitaria por el Covid-19 la inquietud de colaborar con sus conciudadanos en un momento tan difícil para todos y decidieron donar parte del fruto de su trabajo a los vecinos con más necesidades.
De esta forma, los armadores acordaron reservar al menos 150 kilos de pescado de cada descarga para este objetivo y gestionar la ayuda a través del Banco de Alimentos de Pontevedra, que cuenta con una infraestructura preparada para el reparto de este tipo de mercancía. Además de los comedores sociales, los protagonistas de esta iniciativa consideran que los benefactores deben ser también las familias que sólo cuentan con los ingresos procedentes de la RISGA (Renta de Inclusión Social de Galicia) de Marín y Pontevedra, cuyo número ha aumentado notablemente desde el inicio de esta crisis.
La acción solidaria ha comenzado este mismo lunes con el buque “Piedras” y continuará mañana martes con el “Udra”. Ambos barcos entregarán el pescado a los trabajadores del Banco de Alimentos tras su descarga en el puerto de Vigo y después éste pasará un proceso de preparación previo a su distribución. La semana que viene serán los pesqueros “Faro Picamillo”, “Sanamedio” y “Río da Bouza” los que se sumen a la donación. En total, se espera recoger una media de 400 kilos de pescado semanales de especies como merluza, gallo o meiga, principalmente.
La Cooperativa del Mar San Miguel está abierta a que algunos de sus armadores del litoral se unan a esta iniciativa porque considera que, en momentos como los que vivimos actualmente, “toca estar al lado de los que peor lo están viviendo y nos consta que ahora mismo hay muchas familias que lo están pasando realmente mal”, asegura Beatriz Vázquez Piedras, presidenta de la Cooperativa.
Los diez armadores se comprometen a mantener la colaboración mientras dure la crisis sanitaria, con el convencimiento y la responsabilidad de tratar a la población de Marín y Pontevedra como siempre lo han hecho, no como meros consumidores sino como sus convecinos. En este escenario de crisis, el mar y su gente son una parte más de una sociedad herida en la que cada uno pone lo mejor de sí para el bien general.