Un número “importante” de barcos de la flota pesquera viguesa podría acabar convertido en chatarra, tal y como plantean sus armadores, ante la imposibilidad de obtener rendimiento económico de su actividad a causa del disparado precio del gasoil.
“Hay ya peticiones importantes de cese de actividad, llámese desguace”, ha dicho este jueves a Efe el presidente de la Cooperativa de Armadores de Pesca del Puerto de Vigo (ARVI), Javier Touza, quien ha subrayado que para él esa es la última solución.
Entre otras cosas, ha dicho, porque “lo que está en juego es el abastecimiento del mercado comunitario y por tanto de la seguridad alimentaria”. Por todo ello es necesaria la toma de “medidas urgentes”; en caso contrario las paradas temporales de la flota están garantizadas y el desguace de algunos de los miembros es más que probable.
Eso mismo es lo que tiene pensado trasladar Touza a los parlamentarios de la delegación de la comisión de Pesca del Parlamento Europeo que estos días visitan Vigo para conocer la situación del sector y con los que tiene prevista hoy una reunión.
Touza entiende que se trata de “una cuestión de muy difícil solución”, con derivadas internacionales que la hacen notablemente compleja, pero también cree que “hay un movimiento especulativo muy importante en el mercado internacional”, a lo que se suman disfunciones que nunca se habían producido.
“Lo que es evidente es que esto va a más y que las medidas que implantó el Gobierno eran claramente insuficientes”, ha dicho Touza, quien ha subrayado que los asociados de ARVI pagaban a 0,3 euros el litro hace dos años y que hoy, ese mismo litro vale 1,10, lo que con las subvenciones del Gobierno se queda en unos 0,90 euros.
“Pero es que nuestro precio máximo admisible en las cuentas de explotación es 0,60 euros/litro. Todo lo que suba de esta cifra implica pérdidas para las empresas”, ha afirmado el presidente de ARVI, que califica de “absolutamente inasumible” una situación que se ha prolongado durante meses.
“El impacto, por ejemplo, para el pescado fresco es muy importante porque viene a posteriori de la Covid-19, que nos supuso el cierre del canal Horeca y enormes pérdidas, y de una huelga de transporte”, ha enumerado Touza, que ha recordado la estrecha relación entre el transporte de contenedores y el precio del petróleo, lo que ha implicado incrementos de costes de más de un 40%.
A ello, añade, hay que sumar una subida de más del 40% en el frío, fundamental para el congelado, derivada del precio de la energía, así como el incremento del precio de insumos derivados del petróleo como las cajas o los plásticos de los que tanto depende el sector. “Por tanto es una situación inasumible”, concluye Touza, tanto que ya hay armadores que han trasladado a ARVI su intención de convertir sus barcos en chatarra.