Vigo no es Mónaco, ni Saint Tropez, ni Porto Cervo, pero cualquiera que se pasee en las últimas horas por la ciudad puede quedar deslumbrado por el lujo millonario que se abre ante sus ojos. Son los dos caprichos de un empresario y un presidente, sus dos «egos» flotando en la ría.
Y es que, desde este domingo, se encuentran frente a frente los dos barcos privados más grandes del mundo. Los dos en la ría de Vigo, a tan solo unos metros de distancia. Son el «Azzam» y el «A», dos gigantes de los mares con un valor conjunto de más de 1.000 millones de euros. Y ambos están a tan solo unos metros de distancia.
El «Sailing Yacht A», llegó el pasado viernes y fondeó frente a la ciudad. Durante todo el fin de semana cientos de embarcaciones se aproximaron para admirar su revolucionario diseño. El «A» costó la desmesurada cifra de 450 millones, que pagó el millonario ruso Andrey Melnichenko.
Las cifras del buque marean. Con 142,8 metros de eslora y 23 de manga, es el velero más grande jamás construido. Desplaza 12.500 toneladas de registro bruto, tiene tres mástiles giratorios de carbono autoportantes (uno de ellos de más de 100 metros) que pueden desplegar 3.700 metros cuadrados de superficie vélica… Y así hasta un sinfín de descomunales números nunca vistos.
Pero por si esto no era poco, el domingo a primera hora fondeó ante las Cíes el «Azzam». Es el buque privado de recreo de mayor porte que existe. Sobre las nueve de la mañana de este lunes levantaba anclas y salía a darse «un paseo» de apenas una hora por el exterior de las Rías Baixas. A media mañana, entraba de nuevo, pero esta vez con destino al muelle donde será sometido a trabajos de reparación.
Este enorme buque, propiedad de Jalifa bin Zayed Al Nahayan, presidente de los Emiratos Árabes Unidos, costó nada menos que 650 millones y llega para realizar trabajos de mantenimiento con el astillero Freire. Dadas sus dimensiones, 180 metros de eslora por 21 de manga y 4,3 de calado, no podrá entrar en la dársena de Bouzas y está previsto que amarre en el Muelle de Trasatlánticos, donde los operarios trabajarán durante varios meses.