Esta fotografía está tomada en el año 2009 en la Estación Marítima de Vigo. Se trata del ‘Queen Mary 2’, un barco enorme que durante mucho tiempo fue considerado el más grande de su tipo. Pertenece a la compañía Cunard Line, de propiedad británica y estadounidense y con una de sus principales bases en el puerto de Southampton. Este barco forma parte de un conjunto de tres navíos que son las estrellas de la compañía: ‘Queen Elizabeth’, ‘Queen Victoria’ y ‘Queen Mary 2’.
Conviene comentar que el ‘Queen Mary’ 2 desplaza 150.000 toneladas y tiene una eslora (longitud) de 345 metros, la máxima para poder llegar hasta Nueva York navegando por el río Hudson, además de poder maniobrar en el puerto de Southampton, cuyas características imponen el límite de esa dimensión. El ‘Queen Mary 2’ es una auténtica ciudad flotante capaz de albergar a cuatro mil personas entre tripulación y pasajeros, ofreciendo todo tipo de comodidades y de lujos, e incluyendo numerosas actividades de todo tipo, sin olvidar las culturales.
En cuanto a la compañía Cunard Line debemos señalar que comenzó su andadura en 1840 con un barco de vapor construido en madera que cubría la ruta entre Southampton y Boston, el Britannia. Actualmente, la compañía mantiene la conexión marítima entre Southampton y Nueva York durante seis meses al año ofreciendo la experiencia de llegar a la ciudad norteamericana a bordo de un emblemático trasatlántico. El ‘Queen Mary 2’ fue construido en el astillero francés Chantiers de l’Atlantique, en Saint Nazaire, y fue botado al mar en el año 2003. La ciudad de Vigo fue uno de sus destinos en el viaje inaugural, aunque luego recibió la visita en varias ocasiones.
La primera visita del gigante marino a la ciudad de Vigo generó una enorme expectación, sobre todo, al contemplar sus grandes dimensiones comparadas con los edificios de la Estación Marítima. Además, la primera visita del barco, poco después de los atentados del 2001, estuvo rodeada de enormes medidas de seguridad. Hasta entonces, no existían las alambradas de la Estación Marítima y se podía pasear al borde del muelle donde atracaban los barcos. Pero aquella libertad de movimientos cambió para siempre. Ahora, con la pandemia, muchas cosas cambiarán para siempre. Esperemos que cuando el Covid-19 esté controlado vuelvan los buenos tiempos para el turismo y que Vigo reciba de nuevo las visitas de los grandes trasatlánticos.