El «Azzam» ya navega hacia Gibraltar. El megayate del presidente de Emiratos Árabes Unidos, el jeque Jalifa bin Zayed Al Nahayan, abandonó la ría de Vigo a y puso rumbo al sur a primera hora de este viernes. Su partida fue posible tras completar con éxito durante las últimas 48 horas las pruebas de su nueva torre de comunicaciones instalada en la ciudad.
Desde que salió del muelle de Transatlánticos, a las 12:00 horas del pasado miércoles, hasta última hora de este jueves, técnicos del astillero Freire Shipyard y de la empresa viguesa Ucalsa, encargada de construir la torre, supervisaron las pruebas. El objetivo fue comprobar que no se producían vibraciones cuando el barco navega a su máxima velocidad, más de 32 nudos (60 kilómetros por hora).
Otra de las pruebas consistió en abatir este nuevo mástil de comunicaciones a 3 nudos (5,5 km/h), confirmando así que el sistema funciona también en un rango de velocidad de entrada a puerto y bajo puentes o canales.
Sistema antimisiles
Esta torre no ha sido ni mucho menos la única petición del jeque. A lo largo de estos cinco meses se realizó la puesta a punto en sus nuevos equipamientos de última tecnología. Para amarrar en esta zona del Puerto de Vigo, fue necesario realizar varios fondeos, de manera que el barco no estuvo pegado al muelle, sino que se encontraba separados varios metros. Su llegada coincidió con la presencia en la ría del velero más grande del mundo, el «A».
Dadas sus dimensiones, 180 metros de eslora por 21 de manga y 4,3 de calado, no podía entrar en la dársena de Bouzas y tampoco acceder a la instalaciones de Freire. El buque cuenta con tecnología de defensa antimisiles y su suite principal está blindada y con ventanas a prueba de balas. Tiene también a bordo un submarino y un helicóptero.
94.000 caballos
El «Azzam» fue botado el 5 de abril de 2013 en los astilleros alemanes Lürssen tras tres años de trabajo para su construcción. Puede navegar a una velocidad máxima de 32 nudos gracias a dos turbinas de gas y dos motores diésel con una potencia total de 94.000 caballos.
Con un coste estimado de 605 millones de dólares, este yate fue más caro que el anterior más grande del mundo, el «Eclipse», del millonario ruso Román Abramóvich. La construcción fue obra del ingeniero árabe Mubarak Saad al Ahbabi, mientras que los interiores son obra del diseñador francés Christophe Leoni y del diseño es de Nauta Yatchs.