La mortandad del marisco se extiende por las rías gallegas tras un mes de tormentas y aperturas de presas que provocan un aumento de agua dulce. Así, la de Pontevedra cerrará al marisqueo hasta el 27 de noviembre para esperar a que se recupere el producto y con el objetivo de poder salvar la campaña de Navidad. Sin embargo, en el fondo de la ría de Vigo -Arcade, Redondela y Vilaboa- son más pesimistas y temen perder la campaña estrella del año. Todo ello unido a la muerte masiva de bivalvos en las rías de Arousa y Muros-Noia de los últimos días.
En declaraciones a Europa Press, la patrona mayor de Lourizán (Pontevedra), Mari Carmen Vázquez, explica que, además de la mortandad, se ha producido una caída de precio “bestial”, de más del 50%. Por ello, se ha tomado la decisión de parada hasta el 27 de noviembre a “ver si coge algo de fuerza” la almeja y “se puede aprovechar algo en la campaña de Navidad”.
“La verdad es que es un desastre lo que tenemos en los bancos marisqueros; hay preocupación de los mariscadores porque hay familias enteras que viven de ello”, lamenta Vázquez, en lo que identifica con “una agonía”. Expone que las lluvias coincidieron con mareas bajas y “pleamares tremendas”, con niveles de agua dulce muy alta y mar de fondo que fue desenterrando a la almeja. Aquí hay más de 460 mariscadores en el plan de marisqueo a pie.
Apunta que habrá que analizar todo el banco marisquero para conseguir ayudas por bajada de productividad, en un proceso que “lleva un tiempo”. “Tenemos que buscar un solución. Si nos muere todo y tenemos una mortalidad del 80% o 90% en la ría, ¿qué va a pasar el resto del año?”, cuestiona, al tiempo que pide que la Administración gallega esté “codo a codo” con ellos.
Más allá de los mariscadores, respecto a la posibilidad de recurrir a un ERTE para los trabajadores de la propia cofradía tal y como ha ocurrido en la de Noia, la patrona mayor descarta esta posibilidad “por ahora” al haber “trabajo de oficina” aunque no haya subastas en lonja. No obstante, “habrá que ver qué pasa después del 27”, pues la flota también tiene previsto empezar a finales de mes.
Previsión de perder la campaña de Navidad en Arcade
La presidenta de las mariscadoras de Arcade, Rita Míguez, explica a Europa Press que el pasado lunes constataron que “había muchísima mercancía muerta”. “Nunca habíamos visto la comida del berberecho y de la almeja flotando por el agua”, lamenta.
Así, se decidió “no tocar” para “a ver si la almeja que está medio tocada recupera” con unos días de calor, pero “probabas el agua y la podías beber tranquilamente” de lo dulce que está. El martes también se observó en O Cunchido, que comparten con mariscadoras de Vilaboa, “almeja toda muerta”.
Ahora, biólogos realizan informes en Arcade y Vilaboa sobre la mortandad para “pedir el cese por fuerza mayor”, y es que se “necesita esa parada”. “Si removemos, lo poco que hay vamos a acabar matándolo”, opina Míguez.
Por ello, prevé que la parada se prolongue más allá de este mes: “Igual para nosotros la campaña de Navidad ya está perdida”. “La almeja está tocada, no muere de golpe, se debilita con el agua dulce y la que no muere rápido lo hará más tarde”, explica. Son cerca de 80 mariscadoras afectadas en Arcade, que está justo en la desembocadura del río Verdugo y es la que “más sufre el impacto de agua dulce”.
“Llevamos cuatro o cinco años detectando que la ría no produce como antes, sembramos y la siembra no viene para arriba, los desoves tampoco, no sabemos si por el cambio climático o el sustrato, que a veces ahora no es el adecuado por arrastres y agua del río”, cuenta. Pero ahora el exceso de agua dulce provoca una muerte que “da ganas de llorar”. Pone sobre la mesa también la posibilidad de que científicos y universidade investiguen sobre la posibilidad de que haya una almeja más resistente al agua dulce. “El futuro lo tenemos complicado”, sentencia Rita Míguez.
Furtivos en Redondela y Vilaboa
La presidenta de las mariscadoras de Redondela, Ana Belén Sotelino, apunta que aquí “es lo mismo” que en el resto del fondo de la ría de Vigo. Se han hecho muestreos esta semana y “es increíble, hay mortandad de todo”. “Hasta tenemos una zona que está llena de longueirón todo podrido”, relata.
“Nosotros ya venimos de un cese porque no teníamos recurso y ahora te juntas con esto y dices: madre mía”, afirma. Pero, “aún por encima”, se une la problemática de que “hay furtivos”. “Llevamos toda la semana haciendo vigilancias y los vimos, estamos encontrando sacos. ¿Cómo se puede vender almeja que está abierta, podrida y que huele mal?”, se pregunta.
Sobre la posibilidad de cese, recuerda que “hay compañeras que no tienen derecho a nada” al haber consumido el paro. Demanda ayudas de la Xunta y “esperar a ver cómo va la situación”. Todo este mes ha habido viento del sur que “mete las aguas calientes e impide que el recurso se alimente, se entierre y que esté bien, estresándolo”. Se espera que la semana que viene entre viento del norte que “trae afloramiento a la ensenada de San Simón al traer agua fría”.
Sotelino llama la atención sobre la “locura” de lo que ocurre con el berberecho, “que ya está perdido”. “Este año parecía que había un montón y que iba a salir hacia adelante y se recuperaba de la ‘marteilia’, pero está todo muerto”, dice.
La campaña de Navidad “está bastante complicada”, resume para las tres cofradías del fondo de la ría, “pero es algo generalizado porque las compañeras de Pontevedra y Arousa están igual”. La presidenta de las mariscadoras también pide que se vigile “cómo se abren las presas”, “que se abren con pleamar”.
Igualmente, la patrona mayor de Vilaboa, Mari Carmen Cortegoso, se queja de que “está fatal” la situación. “Hacía tiempo que no veíamos a las playas como están ahora”, asevera. Incluso la almeja fina que está más honda “está tocada y sube con el agua dulce”.
Además, critica que llevan “todo el año” padeciendo a los furtivos, que siguen por la zona. “Ahora deberían tener un poco de miedo si está mal la almeja, pero ellos sabrán”, clama.
Este jueves se están realizando muestreos para saber el alcance. Cuestionada sobre si prevén poder trabajar para la campaña de Navidad, responde: “No sabemos, no puedo decir ni sí ni no”. “Sería mejor trabajar, pero si lo tocamos es peor”, expresa. En Vilaboa son cerca de 60 mariscadoras. “No queremos pedir ayuda ni nada, pero si no hay más remedio”, concluye Cortegoso.