Los cruceros son los que tienen mayores niveles de seguridad. Vigo recibe de forma periódica a uno de los grandes colosos del mar, el ‘Independence of the Seas’, que con sus 339 metros de eslora está entre los cinco barcos más grandes del mundo. A bordo viajan un total de 5.200 personas, entre pasajeros y tripulación, la mayor preocupación para el jefe del Centro Local de Salvamento Marítimo.
José María Suárez Llanos es el máximo responsable de la coordinación del salvamento en la Ría.»Si se produjese un problema, tendríamos que activar un protocolo de evacuación masiva, Dios no quiera que nos pase, pero se hacen ensayos, porque toda Europa tiene el mismo problema: qué hacer con los pasajeros de un ‘Independence’ o un ‘Queen Mary’. Aquí tenemos 140 escalas y nuestro mayor temor es que pase algo. Vigo es un puerto muy seguro, cada vez que llega este barco hace un ejercicio de botes, los arrían, también practican contraincendios, no se deja nada a la improvisación».
«Los barcos de pasajeros son los que tienen los mayores estándares de seguridad y las agencias de inspección los exprimen, les dan la lata muchísimo. Cualquier manguera, cualquier sistema de estanco…», afirma José María Suárez Llanos. A raíz de la tragedia del ‘Titanic’ se revolucionó la seguridad naval y se creó por parte de Naciones Unidas la agencia de seguridad de la vida en el mar (Solas, por sus siglas en inglés), que especifica cualquier sistema en cualquier barco.
El tráfico marítimo en la ría de Vigo está vigilado por la torre de control del puerto desde que el barco se aproxima a una distancia de unas dos millas de la costa. Sea a través de la bocana sur, procedentes de Portugal, o por la entrada norte, todos los barcos deben tomar la enfilación correcta para acceder al canal que los lleve hasta los muelles vigueses.
Frente al Parque Nacional de las Islas Atlánticas existe un fondeadero para casi una veintena de buques de gran calado, tanto como lugar de refugio en caso de condiciones adversas o como punto de espera antes de operar en el puerto. A la altura de Punta Borneira (Cangas), los prácticos suben a bordo, aunque podrían hacerlo antes si así lo solicita el capitán, y lo asesoran para llevarlo con seguridad a su fondeadero o muelle.
«Nunca hemos tenido ninguna incidencia con cruceros y el mayor problema es con condiciones meteorológicas adversas, porque con vientos de más de 30 nudos es difícil de maniobrar porque tienen una gran pantalla y necesitas remolcadores», indica Francisco Vuelta. Desde Salvamento, confirman igualmente que el punto más delicado es la entrada a la ría por el sur, puesto que barcos con mucha pantalla, como los propios trasatlánticos o los cocheros (con vehículos de la factoría de PSA Peugeot-Citroën), pierden capacidad de maniobra con fuertes vientos.