Vigoé ha tenido el privilegio de embarcarse en el Ocean Guardian, uno de los tres patrulleros de altura (OPV) de la Agencia Europea de Control de la Pesca (EFCA), atracado en el puerto de Vigo con motivo del 20º aniversario de la agencia.
Este buque, un símbolo de la cooperación europea para la protección de los mares, no solo impresiona por su tecnología y versatilidad, sino también por el compromiso de su tripulación, que trabaja incansablemente para garantizar la sostenibilidad de los recursos pesqueros y la seguridad marítima en la Unión Europea.
Un buque multipropósito al servicio de Europa
El Ocean Guardian no es un barco cualquiera. Operativo todo el año, este patrullero de altura cumple una misión esencial: apoyar a los Estados miembros de la UE en los planes conjuntos de despliegue de la EFCA, asegurando el cumplimiento de las normativas pesqueras. Pero su labor va mucho más allá. Equipado para operaciones multipropósito, el buque está preparado para responder a emergencias como operaciones de búsqueda y rescate, vigilancia marítima o lucha contra la contaminación, como vertidos de petróleo. “Su despliegue mejora la capacidad de la UE para optimizar las operaciones de control pesquero, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras”, aseguran desde la EFCA.
Con un sistema de posicionamiento dinámico que le permite mantenerse estable frente a vientos, olas y corrientes, el Ocean Guardian combina eficiencia y sostenibilidad, reduciendo al mínimo el consumo de combustible. Este detalle técnico, aunque podría parecer menor, refleja el compromiso de la agencia con la protección del medio ambiente, un valor que se respira en cada rincón del barco.
Bienvenida a bordo, el liderazgo de Susan Steele
La visita comenzó en el muelle de Vigo, donde Susan Steele, directora ejecutiva de la EFCA, nos recibió con una calidez que contrastaba con la imponente estructura del buque. “El Ocean Guardian es más que un barco; es el reflejo de nuestro esfuerzo colectivo por preservar los océanos”, afirmó Steele, antes de presentarnos al capitán y al equipo que nos guiaría en este recorrido. Desde el primer momento, quedó claro que este no sería solo un paseo técnico, sino una inmersión en la vida y el propósito de quienes hacen funcionar este guardián de los mares.
El cerebro del Ocean Guardian
Nuestra primera parada fue el puente de mando, el núcleo operativo del buque. Aquí, dos equipos trabajan en perfecta armonía: uno se encarga de la navegación y el mantenimiento del barco, mientras que el otro supervisa las misiones específicas, ya sea vigilar actividades pesqueras o coordinar un rescate. “El equilibrio entre ambos equipos es lo que garantiza el éxito de nuestras operaciones”, explicó Lina Lendzbergiene, coordinadora de la AECP, mientras señalaba las pantallas y radares de última generación que dominan la sala. Este espacio, lleno de tecnología avanzada, es donde se toman las decisiones que protegen los mares europeos.
Un hogar flotante
Descendiendo desde el puente, exploramos los camarotes de la tripulación, distribuidos en dos niveles. En el primero, las cabinas del capitán y los oficiales superiores ofrecen privacidad y funcionalidad y un acceso rápido al puente de mando con el objetivo de reducir los tiempos de respuesta en caso de emergencia; en el segundo, el resto del equipo comparte camarotes bien equipados. “La comodidad es clave. Pasamos semanas en el mar, y cada detalle cuenta”, nos confesaba mientras mostraba las instalaciones, “lo más llamativo puede ser que en cada camarote podréis encontrar un par de chalecos salvavidas, el resto sería como cualquier habitación, tenemos desde Wifi a cualquier comodidad”.
El Ocean Guardian está diseñado para ser un hogar en alta mar. Cuenta con una sala de esparcimiento con juegos y una pequeña biblioteca, un gimnasio para mantenerse en forma y hasta una sauna, un lujo inesperado que ayuda a la tripulación a desconectar tras jornadas intensas. “Es como un pequeño refugio”, comentó Michal Zbroszczyk, primer oficial del buque, con una sonrisa que dejaba entrever el orgullo de pertenecer a este equipo.
El comedor, donde se forja la familia
En el tercer nivel, el comedor se erige como el corazón social del barco. Con capacidad para 20 personas, es el lugar donde la tripulación se reúne para comer, reír y compartir historias. “Si la comida es rica, la tripulación estará contenta”, bromeó Michal Zbroszczyk mientras nos presentaba al cocinero de esta familia. Junto al comedor, un pequeño habitáculo ofrece café, fruta y tentempiés disponibles las 24 horas, un gesto que subraya la atención al bienestar de los marineros.
La cubierta posterior, el epicentro de la acción
El verdadero pulso del Ocean Guardian late en su cubierta posterior, donde se concentran las operaciones clave. Equipada con grúas, zodiacs y sistemas de despliegue rápido, esta zona cobra vida en cuestión de minutos: las grúas se activan, los cabrestantes giran y, con una precisión milimétrica, la lancha de salvamento (el Fast Rescue Boat FRB-700) es desplegada al agua. Sin duda estamos en el escenario dormido de cientos de operaciones: inspecciones pesqueras, despliegue de equipos de rescate y respuestas a emergencias. “Cada misión es diferente, pero nuestra preparación es constante”, explica Zbroszczyk, mientras mostraba el equipo de respuesta a derrames. La versatilidad del buque, capaz de adaptarse a cualquier desafío, es lo que lo convierte en un pilar fundamental para la UE.
Mientras observamos la cubierta trasera, nuestra atención se centra en la lancha de inspección, el Daughter Craft FRSQ 1000A. Esta embarcación es una maravilla de la ingeniería diseñada para operaciones en condiciones adversas. Su casco en V profundo le permite navegar con estabilidad y velocidad, incluso en mar gruesa. Pero lo que realmente impresiona es su sistema de lanzamiento (con tensión constante y pluma de remolque integrada) que permite desplegarla y recuperarla de manera rápida y segura desde la popa del buque.
A pocos metros de distancia, la lancha de salvamento, el Fast Rescue Boat FRB-700, espera su momento. Más pequeña pero igualmente impresionante, esta embarcación está diseñada para operaciones de rescate rápidas y eficientes. Su casco semirrígido con recubrimiento antideslizante y su sistema de autoendereza la hacen ideal para condiciones extremas. Con capacidad para 7 personas más una camilla, está equipada con todo lo necesario para un rescate exitoso: red de rescate, cesta para supervivientes y dispositivo de línea lanzable. En alta mar, cada segundo cuenta, y el FRB-700 está diseñado para maximizar la eficiencia en situaciones críticas.
Una tripulación de 24 héroes silenciosos
Con una tripulación de 24 personas, el Ocean Guardian es un ejemplo de trabajo en equipo. Desde el capitán hasta los ingenieros, pasando por el personal médico y los especialistas en comunicaciones, cada miembro desempeña un rol esencial. “Todos dependemos de todos”, reflexionó Paolo Monaco. Este espíritu de colaboración es lo que permite al buque cumplir con éxito sus múltiples funciones, desde proteger los recursos pesqueros hasta salvar vidas en alta mar.
La EFCA, un trabajo invisible que cobra vida
Esta visita al Ocean Guardian ha puesto de manifiesto la relevancia de la EFCA, una agencia que, aunque opera discretamente, es vital para la sostenibilidad de nuestros océanos. “Somos el pegamento que une los esfuerzos de los Estados miembros”, afirmó Susan Steele. Iniciativas como esta visita acercan su labor a los ciudadanos, mostrando el impacto humano y técnico de su trabajo diario.
El Ocean Guardian (y sus hermanos el Ocean Protector y Ocean Sentinel) cumple una serie de funciones clave en el mar, todas ellas orientadas a la protección de los recursos marinos y la seguridad en las aguas europeas. Su misión principal es el control de la pesca, vigilando y asegurando el cumplimiento de las normativas pesqueras de la UE. Esto incluye inspecciones a bordo de buques pesqueros, verificación de licencias y cuotas, y la prevención de la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR).
Además, el buque está preparado para operaciones multipropósito, como búsqueda y rescate (SAR), respondiendo a emergencias marítimas; vigilancia marítima, monitorizando el tráfico y detectando actividades sospechosas; y respuesta a la contaminación, interviniendo en derrames de petróleo u otros desastres ambientales. Aunque no es su enfoque principal, también puede apoyar misiones de investigación científica, proporcionando una plataforma para estudios oceanográficos. Gracias a su versatilidad, el Ocean Guardian es un activo indispensable para la UE, capaz de adaptarse a cualquier desafío que surja en alta mar.
Desde Vigoé, agradecemos a la Agencia Europea de Control de la Pesca por las facilidades brindadas para esta experiencia. El Ocean Guardian y su tripulación no solo son guardianes de los mares, sino también un testimonio del poder de la cooperación europea. Mientras el buque se prepara para zarpar de nuevo, su legado sigue navegando: un océano protegido para las generaciones futuras.