Por un puñado de percebes. Ya estamos en plena campaña comercial navideña, época del año de las grandes ventas, en especial para el sector marisquero entre langostinos y percebes. Y como cada año, seguro que nos llegará la mala noticia de que el mar se ha llevado la vida de una mujer percebeira, o del mejor percebeiro del lugar.
El pasado año, 13 de diciembre de 2013, una mujer percebeira de la parroquia de Viladesuso (Concello de Oia, Pontevedra) perdía la vida mientras faenaba. Muchos achacaron que la tardanza en llegar del helicóptero de salvamento provocó su muerte, que tardó demasiado tiempo desde el aeropuerto de Vigo hasta la costa de cabo Silleiro y Mougás.
No hace muchas semanas, en la costa asturiana, en la zona de la isla de Deva, perdió la vida otro percebero de 39 años; su esposa, extrañada de no tener noticias suyas, le telefoneó, al no contestarle salto la alarma, se inició el operativo de salvamento apareciendo su cadáver días más tarde.
A la mar hay que tenerle respecto, y curiosamente el profesional de la pesca es poco cuidadoso en salvaguardar su integridad. Mientras que el aficionado a los deportes náuticos siempre se cuida de portar los accesorios necesarios para evitar males mayores.
Puede que la formación previa a la actividad del percebero no sea suficiente, o el exceso de confianza, y lleven a situaciones trágicas. De todas maneras, el sentido común debería de prevalecer ante la pérdida de la vida, por mucho romanticismo o heroicismo que se le quiera poner a «pillar los percebes más grandes».
De motu propio: póntelo pónselo. Precaución y prevención, tienen que ser las palabras más sagradas para cualquier marinero en el mar, mucho más cuando estás cerca de costa porque las vías de escape siempre se reducen a la mitad como mínimo. Y sí además no podemos contar con ayuda externa, desde otra embarcación, o vía aérea, mucha más precaución.
Al alcance de todos, hay buenos arneses de seguridad con chaleco salvavidas hinchable, con radio baliza incluida, luz de situación, etc. Lo que se conoce como protección hombre al agua, son ergonómicos y homologados bajo Norma ISO 12402-3, especifica para chalecos salvavidas. Muy conocidos en el ámbito de la náutica deportiva de alta competición, en regatas de vela ligera u oceánica.
Hay muchas marcas en el mercado. De hecho la empresa gallega Baitra distribuye para España los chalecos salvavidas Besto-Reddding (llamando a este número 986354000 indicarán donde comprarlo); de fabricación holandesa, homologados y con todos los para bienes legales, con precios al público entre 100 y 300 euros, que pesan tan solo 300 gramos y tiene un hinchado rápido de hasta 275 Newtons.
Otro buen accesorio son los cascos que se utilizan habitualmente para hacer kayaks de olas, surf extremo, vuelta al mundo a vela, etc., su precio ronda los 150 euros. Un tripulante en un velero vuelta al mundo, por ejemplo del «Abud Dhabi», en el que navega el gallego Chuny Bermúdez, su ropa de trabajo incluye: un arnés de seguridad (01), unas zapatillas ligeras (02), dos capuchas de neopreno (03), guantes de neopreno (04), gorro térmico (05), casco de seguridad (06), guantes de seguridad (07), chaleco salvavidas hinchable automático (08), botas (09), traje seco (10) y traje de aguas (11).
Un buen chaleco salvavidas y el uso de un casco protector, además del traje de neopreno, ayudará mucho en caso de accidente mientras esperan a que llegue el equipo de salvamento.
Así que para estas navidades: «percebeiro póntelo, pónselo»; el chaleco salvavidas auto hinchable y el casco, porque de valientes está el cementerio lleno.