Esta mañana, el muelle de Bouzas ha sido escenario de una operación que ha captado la atención de vecinos y curiosos: el reflotamiento de un barco que llevaba hundido desde diciembre. La intervención, realizada por una grúa que lentamente izaba el casco desde las profundidades de la ría de Vigo, marca un antes y un después para esta embarcación que pronto volverá a surcar las aguas.
El barco, que había permanecido sumergido durante meses, había caído en el olvido hasta que un cambio reciente de propietario ha motivado su recuperación. Según fuentes cercanas, la operación responde al interés del nuevo dueño por restaurar la nave y devolverla a su estado funcional, después de un largo periodo en el que estuvo completamente abandonada.
Operación de reflotamiento
A lo largo de la mañana, el equipo de técnicos ha seguido un protocolo estricto para garantizar que el barco pudiera ser izado con seguridad. Se han utilizado flotadores de salvamento para estabilizar el casco antes de ser retirado completamente del agua. La maniobra fue seguida por decenas de personas, muchas de ellas habitantes de la zona que, atraídos por el inusual evento, se acercaron al puerto para presenciar el momento.
La operación de reflotación, que en otras circunstancias habría sido mucho más compleja y costosa, se ha beneficiado de las mareas muertas que están afectando a la ría de Vigo en los últimos días. Esta situación ha permitido que los operarios puedan acceder a una zona habitualmente cubierta por el agua.
El camión grúa, pieza clave en esta operación, ha logrado descender hasta áreas del puerto que normalmente estarían fuera de su alcance, permitiendo una intervención más directa y efectiva. Este fenómeno ha reducido considerablemente el riesgo de complicaciones, como el desplazamiento del barco durante su extracción, facilitando el proceso técnico para elevarlo desde las profundidades.
El futuro del barco
El futuro del barco reflotado aún no ha sido detallado públicamente, pero se espera que tras una revisión exhaustiva y posibles reparaciones, vuelva a estar en condiciones de navegación. El nuevo propietario, cuya identidad no ha sido revelada, parece decidido a restaurar la nave para darle una segunda vida en las aguas gallegas.
Por ahora, el barco será trasladado a una dársena más segura, donde los operarios evaluarán en detalle el estado de la estructura y determinarán los trabajos de restauración necesarios. El proceso de reparación será largo, ya que el barco ha estado expuesto a la corrosión y otros daños durante su estancia bajo el agua.