Líneas tradicionales, lujo e historia sobre las aguas de la Ría de Vigo. Todos aquellos vigueses que sobre las cuatro de la tarde de este lunes aprovechaban la desescalada para pasear por la zona del Náutico se encontraron con una gran sorpresa que alegra la vista a todos aquellos amantes de la náutica y la construcción naval.
El histórico yate «Nahlin», propiedad del empresario e inventor británico James Dyson, hacía su entrada en Vigo para amarrar en el muelle del Comercio, a la vista de los paseantes que disfrutaban del espigón de la dársena del Náutico.
Procedente de Tarragona, el barco permanece este martes en la ciudad con destino no conocido en su ruta de viaje. Con 90 metros de eslora y casi 11 de manga, el «Nahlin» es un habitual de los puertos del Mediterráneo y en las últimas semanas ha recalado también en Menorca y Túnez.
Fue construido en 1929 como barco de vapor en los astilleros John Brown&Company, situados en la ciudad escocesa de Clydelank y responsables de un gran número de buques de guerra de la Armada inglesa. El encargo procedía de una mujer poco habitual para la época, la empresaria del cine Lady Annie Henrietta Yule, fundadora de los estudios Pinewood.
Tenía como objetivo dar la vuelta al mundo y nada mejor que un lujoso yate de líneas clásicas. Y lo consiguió, porque realizó varias circunnavegaciones en los años siguientes a su construcción. Una década después, el barco acabó siendo el escenario de un gran escándalo relacionado con el linaje de la reina Isabel II de Inglaterra.
Y es que cuentan los libros de historia que el rey Eduardo VIII lo alquiló en 1936, con el nazismo en pleno auge, para realizar un crucero por el mar Adriático junto a su amante americana Wallis Simpson. El revuelo generado en la sociedad británica de preguerra, al conocerse los detalles de las fiestas celebradas a bordo con dirigentes nazis, provocó su abdicación en favor de su hermano Jorge VI.
El escándalo también causó que el barco fuese vendido lejos de las islas y acabó en Rumanía, donde permaneció durante 60 años, hasta que fue reformado y acabó en manos de su actual propietario.