La Nacional VI es conocida en Madrid como la ‘Carretera de La Coruña’, porque fue inaugurada como enlace entre ambas ciudades. Desde su origen en Puerta de Hierro se dirige hacia Galicia con escalas en Tordesillas, Astorga, Ponferrada y Lugo hacia la capital herculina. Actualmente, se ha desdoblado como la autovía A-6, de la que a la altura de Benavente se desdobla la A-52, conocida como la Autovía das Rías Baixas, que debería llevar a Vigo, pero no es así: termina en O Porriño, en una curva inverosímil de un solo carril, enlazando con la A-55 que viene desde Tui. Así es el despropósito de las comunicaciones por carretera de la mayor ciudad de Galicia. Un desastre de desidia, falta de planificación y déficit de inversiones que Vigo padece y que tiene en las curvas de Tameiga, en pleno acceso al municipio, su más patético exponente: una limitación a 60 en una autovía cargada de tráfico, porque es incontable el número de muertos y muertos y muertos que ha dejado ese vial a lo largo de las últimas tres décadas.
Pero este desastre apoteósico no es nuevo. Bien al contrario, es un mal histórico de Vigo donde, por ejemplo, en la época de la Reconquista, a comienzos del siglo XIX, ni siquiera existía un camino carretero digno para comunicar la villa con el resto del mundo. De hecho, el Camino Real entre A Coruña y Tui estaba en servicio en 1809 en todos sus tramos, salvo uno: el de Redondela a Porriño, con enlace a Vigo.
Todo esto no es casual: tiene una motivación política. Que se ha mantenido firme a lo largo de la historia para castigo secular de Vigo. Porque, por ejemplo, esa misma ‘Carretera de La Coruña’ (la llaman con ‘L’) en realidad fue proyectada hace exactamente un siglo como ‘Carretera de Vigo’, pero se cambió su nombre y su trazado en el último momento en atención a presiones políticas del norte de Galicia.
Orden de Alfonso XIII
En 1922, todo estaba listo para que el enlace con Galicia se hiciese entre la Villa y Corte y la ciudad olívica. Pero, pese a la Real Orden firmada por Alfonso XIII, sucedió lo de casi siempre: el plan terminó desviándose hacia la capital herculina. Todo un clásico que tiene una larga historia.
Y es que ya hubo lío con la primera carretera de la Meseta con Galicia por su destino a Vigo y A Coruña. Dicha carretera también se proyectó desde Madrid a Vigo, pero terminó en A Coruña. Corría el año 1758 cuando el Itinerario Español o Guía de Caminos de Escribano afirmaba que el Camino Real a Galicia era el único de España que no llegaba a la costa. Moría en Astorga, pues parecía imposible salvar los altos riscos de os Ancares y O Cebreiro.
Todo el transporte entre Galicia y Castilla se hacía a pie o a lomos de mula. Era un camino “de herradura”, en contraposición al camino “de rueda” que permitía que circulasen carros y carretas. Los arrieros, sobre todo maragatos, eran los únicos que se aventuraban al comercio, entre grandes penalidades. Lo que no impedía que en esa época, todo el siglo XVIII, media España se vistiese con las telas de lino gallego que, por tradición y en producción familiar, se tejían en los telares domésticos del país.
Con la Ilustración, surge la necesidad de hacer un camino carretero entre Galicia y Madrid. Así lo reclaman científicos como Cornide de Saavedra o Jovellanos.
Ruta en 1761
Finalmente, el Marqués de la Ensenada promueve la ruta y, en 1761, comienza a construirse el Camino Real desde Benavente a A Coruña. Pero el trazado suscita una gran controversia, pues son mayoría quienes defienden que el punto de destino debe ser Vigo. El propio José Cornide, la gran figura científica de la Ilustración gallega, pone el grito en el cielo.
Pero, como aseguran las profesoras de la Universidad de A Coruña Elvira Lindoso y Margarita Vilar, “la ciudad de A Coruña aunaba muchos intereses políticos y empresariales”, al tiempo que recuerdan que allí estaban la Capitanía General y la Real Audiencia.
El primer ingeniero jefe del Camino Real a Galicia, José Crame, protesta airadamente y pide el trazado a Vigo, porque “la población es más numerosa y hay menos montañas”. Relevado de su cargo, es castigado con el exilio a La Habana.
Rematado el camino coruñés, es un fracaso. El correo tarda de 8 a 9 días en alcanzar Madrid en 1775, mientras que en invierno se demora hasta 16 a 20 días. Mientras Vigo, que goza desde 1794 de privilegio para comerciar con Indias, sigue incomunicada por carretera.
«¡Fatales siglos!»
Suárez Freyre, en 1813, lo resumirá: “Se ha mirado hasta aquí con bárbara indiferencia que fuese o no comunicable el mejor puerto de España, como lo considera el sabio Jovellanos (…) el famoso Vigo, con el país más pingüe de Europa, cuales son las riberas del Sil, del Miño y del Avia. ¡Fatales siglos!”
Para la construcción de la primitiva carretera Madrid-Coruña se destinaron 600.000 reales anuales, que salieron de un impuesto especial sobre la sal. Curiosamente, buena parte lo pagaba la industria de la salazón viguesa. De 1761 a 1793, se recaudaron más de 19 millones de reales.
La carretera de Benavente a Vigo no comenzará hasta 1803 y, paralizada por la Guerra de la Independencia, las obras no continuarían hasta1833. En 1855, sólo se habían construido 173 kilómetros de un total de 591. Y hasta el último tercio del siglo XX no estuvo concluido.
«Vigo, un barrio de Madrid»
Pero la historia se reprodujo siglos después con la autovía. En 1922, para favorecer el puerto de Vigo, enlace principal con América, el Gobierno diseñó el vial entre Vigo y Madrid. Así lo firmó el rey Alfonso XIII en la Real Orden de 22 de diciembre de aquel año para la carretera: “Para que en el plazo de 18 meses se haga estudio y presente el proyecto de Autopista Madrid-Vigo, con ramal a La Coruña”.
No funcionó ni que lo ordenase el propio rey. Enseguida, comenzaron maniobras al más alto nivel para cambiar el proyecto. Y de nada valió, tampoco, el encendido discurso que, en 1928, a la vista de los retrasos hizo en las Cortes el diputado Zurano: “Hagamos de Vigo, como un puente del Mundo, un barrio de Madrid”, proclamó entusiasmado.
Presiones políticas
El 24 de octubre de 1928 se recibe un telegrama en el ayuntamiento vigués anunciando la buena nueva: Habrá autovía con Madrid, pero los términos serán invertidos. Será Madrid-Ponferrada-A Coruña, “con un ramal a Vigo”.
Y así es como lo que hoy los madrileños llaman la ‘Carretera de La Coruña’ fue en principio en realidad diseñada como la ‘Carretera de Vigo’. Y cómo las presiones políticas de hace un siglo consiguieron cambiar historias y trazados. Lo mismo que en la actualidad la autovía que enlaza la mayor ciudad de Galicia con Madrid sigue terminando en un embudo inverosímil de un solo carril en O Porriño, donde luego esperan las indescriptibles curvas de Tameiga, una indigna ratonera viaria…
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