Viajar en tren desde Vigo a Madrid es posible en 4 horas y quince minutos con el actual servicio ferroviario. Pero, cuando esta conexión comenzó la duración del trayecto se multiplicaba por diez. Porque en aquel año de 1882, cuando se oferta por primera vez un enlace directo con la capital, el trayecto duraba entre 38 y 44 horas, atravesando Portugal y cruzando la frontera por Cáceres. Y, como el puente sobre el Miño todavía no estuvo terminado entre Valença y Tui hasta 1886, al principio había que cambiar de tren y cruzar en barca.
Porque el tren a Madrid llegó a Vigo en 1882, en línea directa aunque dando un largo rodeo a través de Portugal y Cáceres. También se ofreció ese año una conexión que llamaron “rápida” entre Vigo, Oporto y Lisboa, que se vería favorecida por la inauguración, en 1886, del puente férreo internacional sobre el Miño entre Tui y Valença.
Servicio de diligencias
Pero todavía el viaje ferroviario es lento, así que pervive el servicio de diligencias que conecta con la capital del reino gracias a los coches de la compañía “El Volador de Vigo”, que efectúa viajes entre Madrid y diecisiete puntos de Galicia, entre los que se contaban las principales ciudades así como los balnearios más visitados en el último tramo del siglo XIX. Entre aquellas villas con servicio directo gracias a “El Volador de Vigo” se contaban Baiona, Carril, Mondariz, Cuntis o Caldas de Reis.
Sanjurjo Badía
Paralelamente, en el norte operaba la compañía Ferro-carrilana, que ofertaba viajes de Madrid a A Coruña. Años más tarde, el industrial Antonio Sanjurjo Badía fundaría La Regional, una compañía de autobuses a vapor que superaba las prestaciones de las viejas diligencias que apenas superaban velocidades de 10 kilómetros por hora. Más adelante, en los años 20 del siglo XX, la empresa Castromil tomará el relevo, ya con el motor de explosión y cubriendo el trayecto entre A Coruña y Santiago en sólo dos horas y media.
En Vigo, en 1880, el precio de las diligencias de “El Volador de Vigo” eran los siguientes: De Madrid a Vigo 127,6 pesetas, en Primera con berlina, 98 en segunda interior y 67,6 tercera con cupé, que implicaba viajar en el techo del vehículo, a la intemperie.
Diez kilómetros por hora
La velocidad de estas diligencias no superaba los diez kilómetros por hora, por lo que el viaje entre Vigo y Madrid invertía aproximadamente tres días. Aunque puede parecer mucho, el verdadero problema radicaba en el mal estado de los caminos. El camino carretero a Benavente, que enlazaba con Castilla, seguía siendo poco practicable en invierno. Y hay que recordar que el correo postal, que llegaba de Madrid a caballo, todavía tardaba cuatro días desde la capital en el año 1861.
Con la conexión con Madrid en 1882 vía Portugal, “los viajes hacia Vigo desde Madrid se activaron como lo hizo el viaje de los portugueses hacia Galicia (y viceversa)”, como explicaban Rafael Vallejo, Elvira Lindoso y Margarita Vilar-Rodríguez en una monografía en la revista ‘Scripta Nova’ en 2019. Los historiadores señalan dos factores: “el tiempo, que se redujo, y el precio, que pudo haberse reducido, para el trayecto Madrid-Vigo entre 1880 y 1882, entre un 21% y un 51% en billete sencillo.
Transporte combinado
Como se tardaba tanto en el viaje entre Madrid y Vigo, muchos viajeros optaban por un transporte combinado entre tren y diligencia, “cambiando sus expediciones con el ferrocarril del Norte, Noroeste y el compostelano”. Años más tarde, el servicio fue evolucionando por lo que el público fue abandonando definitivamente las diligencias. En 1899, con dos trenes diarios, el trayecto de Madrid a Vigo duraba 28 horas.
De lo que no cabe duda es de que el tren fue un éxito inmediato. Un año después de inaugurada la línea, en 1882, el ferrocarril entre Vigo y Ourense sumaba un total de 225.000 pasajeros, que se dejaron en billetes un total de 347.000 pesetas.
Madrid-Vigo vía Portugal
En cuanto a precios, los trenes de Madrid a Vigo vía Portugal en 1882, en billete único costaban en Primera 100 pesetas; en segunda, 75; y, en tercera, 45. El trayecto de ida y vuelta alcanzaba 180 pesetas en primera; 135,90 segunda; y 81,85 en tercera. Los billetes eran valederos por treinta días.
Así que ni era barato ni era rápido, pero en 1882 la primera conexión ferroviaria entre Vigo y Madrid se celebró como una gran noticia en la ciudad, por más que obligase a un largo rodeo de 44 horas a través de la vecina Portugal.